sábado, 25 de junio de 2011

Impredecible


Capítulo II
Damen Wood, un chico de 22 años quien está en pleno ápice de su carrera en leyes, hijo de uno de los mejores abogados del país, nato en su desarrollo como estudiante en leyes.
Como practicante en la delegación central de los ángeles california llevaba a cabo sus tareas cotidianas, tomando un pequeño suspiro, a la memoria le vino la cara de la chica a quien casi atropella aquel día, un extraño sentimiento de cercanía llamaba su atención y fue interrumpido por el oficial que le pedía el reporte del ultimo individuo al que llevo preso.
-         ¿Terminaste el reporte de Pavel?
-         Si comandante, aquí esta- dijo a su superior el teniente Klein apuntando a los documentos que estaban justo debajo de sus narices.
-         Damen esta noche cubrirás la zona coloreada de plateado en el mapa que se coloco esta mañana en la pizarra, se dará una fiesta y estarán aparte de adolescentes ebrios, un contrabandista de drogas, Parker, un chico de aproximadamente 20 años, pide a Alice que te entregue su foto – El Sr. Klein caminaba hacia la salida de la oficina de Damen y antes de salir apunto con el folder hacia él. – A las 10 p.m en la avenida 6 y Broadway.
-         Si comandante. – Klein solo le hizo un gesto con su cabeza y salió hacia su oficina.
Las horas pasaron rápidamente y antes de salir a cubrir la zona y  a un montón de adolescentes ruidosos llamo a su hermano, quien en su apartamento estaba con su novia tendida debajo de él.
-         Charlie, llegare tarde, estaré en Broadway cuidando la zona. – Damen conocía perfectamente a Charlie, es como leer un libro en el que el final es conocido y él sabía que o estaba estudiando la anatomía de su novia o en verdad lo aprendía de un libro.
-         De acuerdo, cuídate.
-         Y, Charlie saluda a Annabelle.
-         Lárgate a trabajar. – Una risa ahogada en lo más profundo de Damen se pudo escuchar, colgó y salió hacia su trabajo.

En la patrulla yacía él, sólo, con un vaso de café en la mano, tomaba un sorbo cada vez que sentía que su cuerpo se desplomaba en el asiento, fatigado por el trabajo de oficina y uno que otro percance con algún detenido lo dejaban exhausto y cuidar fiestecitas en las que nunca ocurría nada a pesar que el comandante le dijera que habría algún atentado o se encontraría un maleante nunca había nada, conocía la forma de pensar de los rufianes, las pistas infalibles de éstos y la forma de atacar y Damen esta noche solo tendría una noche de desvelo y con solo un par de alcohólicos adolescentes regresaría a la estación.
-         Apuesto cien dólares a que entro a la patrulla y me le monto encima. – La voz de Emily repiqueteaba en su oído, Damen estaba dormido y somnoliento.
-         Em, es un policía, vamos déjalo dormir. – Loretta la jalaba del brazo, incitándola a regresar a dentro, pero Emily ponía una fuerza incontrolable y se soltaba de ella. – Bien haz lo que quieras, harta estoy de protegerte ebria.
-         ¡Bien! – Emily estaba borracha como de costumbre cuando asistía a cualquier fiesta, tenía el maquillaje corrido, algo de sudor en la sien y llevaba la botella de vodka en la mano mientras que con la otra sostenía el cigarro que introducía a su boca. – Veremos que tanto hace este policía. – Sonrío macabramente mirando a Damen que estaba reclinado en su asiento, con la cabeza hacia atrás con el destello de la luna enmarcando perfectamente el delineado de sus labios y se podía entrever la musculatura de su pecho.
Emily camino sigilosamente hasta la puerta del copiloto, tomo el último trago de vodka y  lanzó la botella hacia el césped, dio la última bocanada de cigarro. Abrió la puerta.
Damen con el sueño pesando en su cuerpo había olvidado poner llave a las puertas del auto y la pequeña tigresilla había acechado a su presa y estaba  a punto de atacar. Abrió la puerta del auto y se adentro en el, Damen estaba consciente de que alguien estaba dentro del carro, sentado justamente a su lado, y que era una mujer, con olor a alcohol y perdición, Emily paso sus manos por el tórax, palpo cada hendidura del cuerpo de Damen, las líneas de cada músculo marcado y tensado, la calidez que desprendía calmaba el frío que le recorría el cuerpo, incluso la ponía algo sobria.
Bajo su mano hasta llegar más allá de la hebilla del pantalón y antes de que hiciera el movimiento mas peligroso una mano cálida, grande y musculosa la agarro por la muñeca con tal fuerza que ella tuvo suprimir un gemido.
-         Si pensabas que podrías atraparme, estas muy equivocada. – Sostuvo su muñeca en su mano mientras sacaba las esposas que llevaba detrás del saco, Emily luchaba contra la mano que la sostenía intentando zafarse pero la fuerza de tremendo hombre fue inútil de romper. – Estas arrestada.
-         Idiota, suéltame. – Emily comenzó a patalear y a gritar que Damen la soltase, entre los movimientos bruscos de Emily le hicieron trabajo fácil a Damen para poner las esposas en ambas manos.
¿Sabía con el tipo de chica con la que trataba?, si bajaba del auto para meterla en la parte trasera, sabía que la chica correría a donde fuera para huir y Damen aún con sueño no estaba dispuesto a corretear a una loca ebria esposada hasta que se cayera y mucho menos la dejaría como copiloto, aunque a mitad del camino se quedara dormida mientras tanto podría cometer cualquier locura que pusiera la vida de ambos en peligro.
-         Pasaré sobre ti.
-         Aún quieres que sea buena contigo. – La mirada felina de Emily atrapo los ojos de Damen, le sostuvo la mirada por un momento y ella paso la lengua por su labio inferior intentando seducir al hombre que tenía tan cerca, tanto que podía sentir el respirar de su cuerpo.
-         No te emociones, tipas como tú no provocan en mí ni el más mínimo estremecimiento. – Hizo el movimiento, intentando tener el más mínimo tiempo contacto con su cuerpo pero Emily alzo la rodilla rosándole la entrepierna mientras terminaba de cruzar al otro lado, Damen quedó paralizado por un momento y la miró a los ojos, el microsegundo que sus miradas se cruzaron el grabó en su memoria aquellos ojos azul turquesa que deslumbraban bajo la luz de las estrellas su  mirada similar a la de un gato asustado siendo arisco para defenderse. Emily sintió la calidez en los ojos grisáceos de Damen, su mirada penetrante y autoritaria, lobuna y peligrosa tan peligrosa que solo hacía que Emily sintiera más ganas de aprensarlo y hundirle las manos en su cuerpo. – Ni siquiera lo pienses.
-         No estoy pensando, prefiero actuar. – Cuando intento subir más la pierna, Damen ya estaba casi del todo afuera, la sacó del auto y la adentro en la parte trasera del auto.
-         Vámonos.
-         Mira idiota mas vale que me sueltes o te hare el mejor escándalo de tu vida.
-         Cállate y tal vez sea bueno contigo. – Emily seguía forcejeando la puerta para poder salir corriendo como despavorida a su departamento pero sin resultado de este se quedó quieta y callada, a través de la ventana el brillo plateado de la noche le golpeaba la cara y una lágrima escapada recorrió su mejilla; desde el asiento de adelante Damen miró su espejo retrovisor donde la imagen de aquel felino estaba reposando, mientras observaba como la lagrima recorría el sendero de su mejilla a sus labios un estremecimiento le recorrió el cuerpo. – Ahora recuerdo quién eres.
-         No recuerdo haber tenido sexo contigo ó ¿Si?
-         No suelo hacerlo con mujeres como tú.
-         Comienzo a pensar que tal vez ni siquiera lo hagas.
-         Eres la tonta niña que casi cruzaba la calle sin ver los autos que venían verdad. – Emily entrecerró los ojos mirando a Damen por el espejo retrovisor, miro hacia la calle y vio su imagen en la ventana, se acaricio los labios a modo de duda y se volvió hacia él.
-          – ¡Tú! eres el idiota, hijo de pu… - un bufido salió de su boca y maldijo para sus adentros. – Ahora recuerdo la maldita silueta engreída que tienes.
-         Imposiblemente esta noche tendrás tu castigo
-         Y el tuyo también, no dormirás hasta entregar el reporte de porque me llevas detenida así que si eres bueno podríamos tener sexo y ambos dormir excelente.
-         Acaso eres prostituta
-         No imbécil
-         De acuerdo te liberaré de ese cargo, más no puedo hacer por ti.
Durante el camino Damen comenzaba a perder el control de su cuerpo y sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente, en un solo instante, por un breve momento estaba apunto de estamparse en un poste.
-         ¡Hey! IDIOTA me quieres matar o qué, despiertaaaaa policía estúpido. – Los gritos y el retumbar de su corazón tambalearon, pego contra la malla para despertar a Damen
-         Qué demo… - El frío le calo los huesos y le estremeció, con los músculos tensados y las manos al volante tratando de conducir hacia otro lado y su pie hasta el fondo del pedal para frenar, el carro se detuvo a unos cuantos centímetros del poste y maldijo para sus adentros en cuanto se detuvo, el aire frío le quemo la cara, las respiraciones que soltaba eran entrecortadas y forzadas.
-         ¿Estás bien?
-         ¡Estás más idiota o que! Casi nos matas. – Emily sofocaba su dolor cubriendo su garganta con la mano y sudor se acumulaba en su frente, sudor frío que le recorría el cuerpo, el viento que soplaba le helo el cuerpo.
Al bajar del auto Damen reviso el auto y al encontrarlo en perfectas condiciones se dirigió hacia Emily para verificar que no tuviera alguna herida.
Emily lo seguía con la mirada y  en cuanto diviso que se acercaba hacia ella miro a su alrededor, ubicando el lugar en el que se encontraban, cerca de su apartamento para suerte de ella, en cuanto abrió la puerta ella se recostó recargando su mano sobre su frente.
-         Estás herida, te duele algo.
-         No lo sé creo que tengo algo en la frente, me duele mucho y mi cabeza retumba. – Se quejaba con dolor en la voz y molestia en el cuerpo, Damen se acerco a ella, inconscientemente estaba sobre ella.- Déjame ver. – Me duele mucho.
-         Para ser como eres te quejas mucho.
-         Y según tu ¿como soy? – Estaba lista para comenzar a reñir y defenderse, lo mejor que ella sabía hacer, pero se recordó para sí misma que tenía q salir de ahí.
-         Quita la mano y déjame revisarte. – Su mano intentaba alejar la de ella y con la otra se apoyaba en el hueco entre el respaldo del asiento y el cuerpo de Emily, la calidez de sus cuerpos los unía, sentían las respiraciones de ambos, el retumbar de sus corazones estando a un solo aire de ser uno solo, rozaba su pecho contra el de ella y un frío eléctrico le recorrió el cuerpo. Alejó el mechón de cabello que caía sobre el rostro de Emily y limpio el sudor que le humedecía la cara, su rostro iluminado por el brillo de la noche enmarcando el azul turquesa de sus ojos y el peligro en su mirar.
-         Así es como tiene q ser.- Sonrío y subió su pierna a la espalda de Damen envolviéndolo en ella, girándolo, tendiéndolo bajo su cuerpo, bajo su cara y beso su cuello y salió corriendo tal como un felino.
-         ¡Qué demonios! – Se levanto aturdido por la calidez de los labios de Emily que habían rosado su piel, toco el beso, y la vio escapar, con el cansancio profundo en su cuerpo prefirió solo ver como se iba aquel gato que un día caería en sus redes. – Ahhh, ¡niña tonta!

viernes, 24 de junio de 2011

Impredecible





¿Amor?
Amor,Amor,Amor
¿Que tiene eso de bueno?
Absolutamente nada




Capítulo I
Se despertó entre unas sabanas extrañas, el luminoso rayo del sol atravesaba la ventana y le quemó la cara al levantarla de la almohada, al darse la vuelta miro hacia el techo y giro su cabeza para mirar a la persona que estaba junto a ella, alzó las sabanas para ver el trasero del hombre, sonrío y lo cubrió nuevamente.
Se levanto de la cama y tomo las bragas que estaban en el piso, conforme avanzaba encontraba su ropa y se vestía, antes de llegar a la puerta de salida del apartamento tomo un cigarrillo de su bolso lo encendió y salió.
Mientras bajaba por el ascensor una anciana la miro despectivamente por el espejo que estaba frente a ellas y cuando Emily bajo del elevador antes de que la puerta se cerrara sacó la lengua y levanto el dedo medio de su mano hacia la mujer refinada, las puertas cerraron y ella sonreía mientras salía del edificio.
El viento de esa mañana alborotó su cabellera larga y ondulada que siempre teñía de color negro azulado cubriendo su castaño rojizo natural, el delineador y rímel color negro de sus ojos estaba corrido y del frío solo la cubría su corta chaqueta, absorbió la última bocanada de cigarro, lo aplastó con el zapato y al cruzar la calle, al primer paso que dio un auto deportivo se acercaba a toda velocidad dispuesto a estamparse contra ella y antes de que le golpeara las piernas el auto frenó.
-         ¡Idiota! – Azotó sus manos contra el cofre del carro y levanto su mirada felina y dispuesta a atacar al ser humano que se encontrara dentro del carro. - ¡Imbécil que no me estás viendo cruzar la calle!
El hombre dentro del carro era extremadamente atractivo, sus ojos grisáceos le daban el toque perfecto a su mirada gatuna, tenía la nariz respingada y una piel apiñonada, los labios rosáceos eran carnosos y curvilíneos, las cejas bien definidas y marcadas estaban cubiertas por el flequillo que le caía en la frente, al salir de golpe del coche el viento le alborotó sus cabellos castaños, y se pudo apreciar el corpulento cuerpo del hombre, su espalda ancha y una cintura pequeña marcaban la silueta musculosa, incluso bajo su camisa blanca se delineaba cada hendidura de su abdomen, era de estatura alta y con piernas bien torneadas similares a las de un deportista, las mangas de su camisa estaban remangadas y usaba una muñequera de cuero negra con un dragón de plata en ella, sacó un soplido al ver que Emily se encontraba bien y sintió un alivio recorriéndole el cuerpo.
-         ¿Te encuentras bien?- Las manos reposadas en su cintura esperando a que la joven que casi atropella le dijera que estaba bien. - ¿Te lastimé?
-         Maldición crees que tengo tu tiempo como para morir en este momento.
-         A juzgar por tu físico creo que te encuentras bien y no me refiero precisamente a que casi te atropello. – Camino de vuelta a su auto y apretó el claxon para que Emily se quitara del camino.
-         ¡Hijo de puta! – Pegó contra la llanta del carro y mientras maldecía el hombre solo miraba hacia la calle y resoplaba esperando a que la loca que tenía enfrente se quitara. - ¡Imbécil! – Emily subió sus dedos medios y se quitó del camino cruzando la calle para dirigirse a su departamento y cuando giro para ver al hombre el ya había desaparecido en su lustroso jaguar.

Emily es una chica ruda e impulsiva, hace lo que se le dé la gana y dice lo que piensa sin temor a lo que los demás puedan pensar de ella, vive la vida a cada minuto de la manera en que ella piensa que es mejor siempre llevando sus ideales al principio y sin importar quien se le oponga y principalmente para ella el amor no existe, es una palabra vaga sin importancia y tolerancia, un estúpido clase de sentimiento al que ella jamás caerá; Aunque todo puede cambiar, ¿no?
 Vive en Los Ángeles, California en un departamento con sus dos mejores amigas Loretta y Lucy, dos chicas de diferentes ambientes pero ambas distraídas y una más alocada que la otra.
Al abrir la puerta del departamento lo primero que vio fue a Loretta usando solo bragas y una sudadera llevando en la mano un plato de cereal y al verla llegar lo único que recibió de ella fue un amor y paz y siguió su camino directo a su habitación. Loretta Morrison una chica de 23 años que conoció hace unos 4 años atrás cuando ambas habían sido detenidas por invasión a la propiedad privada tratando de hacer una pequeña broma aun chico; Loretta es una escritora de novelas épicas y románticas, es muy bonita a decir verdad siempre lleva su cabello rubio desalineado, sus ojos café claro le dan el toque dulce a su rostro, aunque por dentro es casi igual a Emily.
Emily camino lentamente hacia el sofá y se tiró sobre él dejando caer bolso al suelo, cerró sus ojos por un momento y al abrirlos tenía frente a ella a su amiga de la infancia, la otra integrante de su pequeña familia en ese departamento.
-         ¿Qué no piensas levantar tu trasero y llevarlo a la escuela?
-         ¿Escuela? – Abrió un ojo y lo entrecerraba con la luz del sol que iluminaba la sala. -¿Hoy no es domingo?
-         Gran inteligente domingo fue ayer. – Emily se dio la vuelta quedando bocabajo y con la mano rozando el suelo, parecía una muerta en el sofá. – Emily levántate y báñate que apestas a hombre
-         No, quiero dormir más. – Lucy le dio una nalgada como se la da una madre a su hija pequeña y Emily se levanto y se fue a bañar.
Al salir de bañarse mientras se ponía su camiseta miro de reojo al espejo y al mirarse recordó que hoy hace 10 años su madre había muerto por un virus extraño que había consumido lentamente su cerebro, se levanto y se dirigió al espejo para ver su rostro el cual le recordaba a su madre, los mimos ojos turquesa que deslumbraban con un brillo especial, los mismo labios rojizo carmesí  tan bien delineados, el tono melocotón de sus mejillas, una piel aperlada, tan suave y tersa como la de un bebé, su nariz respingada exactamente a la altura de la barbilla, un cuerpo firme y proporcionado; tomo el lápiz delineador y comenzó a maquillar sus ojos delineándolos perfectamente perfilando la mirada felina que la caracteriza.
La blusa sin mangas que tomo sin importancia dejaba ver el tatuaje en su omoplato izquierdo, pequeñas mariposas ascendiendo hacia su hombro significando para ella la libertad que posee.
 La madre de Emily fue una pianista muy importante, Helen Cox, tenía un camino iluminado por el éxito y apagado por la muerte, Emily tenía el tatuaje de una nota de Sol en su muñeca derecha representando así a  su madre y de su cuello siempre colgaba un relicario con una foto de ellas dos juntas dentro. Al revivir los pequeños recuerdos con su madre una lagrimilla se le escapó de sus ojos y marcaron un pequeño camino húmedo en su mejilla, limpió su lágrima derramada, tomo sus útiles y salió de su cuarto.
-         ¿Emily quieres cereal?
-         Si Lu, y no me des tu comida para vaca que comes todas las mañanas por favor, quiero  Froot loops. – Lucy es la mejor amiga de Emi, son amigas desde que tenían 10 años, Lu es prácticamente lo más cercano a una madre que Emi puede tener ya que es la mas responsable del hogar.
-         ¡Que chistosita! Trae tu horrible trasero a desayunar.
-         Voy. – Emily absorbía el plato de cereal mientras que Lucy comía y se vestía a media sala para ir a la universidad como de costumbre el desfile de mujeres medio vestidas en las mañanas.
-         ¿Qué hora es? – Preguntó Emily a Loretta que tomaba sus cosas para irse a la universidad
-         Las 10:00 am, ¿Qué no tienes pintura dentro de 15 minutos?
-         ¡Si! – Tomó el último sorbo de cereal y salió como alma que lleva el diablo directo a la universidad.
-         Típico de ti, llegar tarde.
-         Las veo en la noche. – Apenas y se entendió lo que dijo por que hablaba con la boca llena de cereal con leche.
Emily llegó tarde a la clase de arte y como siempre entro en silencio, tomo una caballete y comenzó a dibujar, era una artista nata y realmente tomaba clases por que era la condición que su padre le había puesto para que le mandara dinero.
Esa mañana tenía que dibujar un florero que había puesto la profesora en una mesa, pero a Emily le era repulsivo seguir las ideas de otros así que comenzó a dibujar por su cuenta, al tomar un lápiz ella imaginaba y trazaba las líneas perfectamente en su lienzo, sin darse cuenta comenzó a dibujar el trasero del chico que  veía por la ventana.
La profesora Evans caminaba y criticaba e trabajo de cada uno hasta que llegó al caballete de Emily.
-         ¿Qué significa esto?
-         Un trasero, que nunca ha visto uno
-         ¿Por qué dibujaste el trasero de ese chico?
-         No cree que es más interesante dibujar el lindo trasero de ese chico a un simple florero.
-         Mira Emily,  ¡Te sales de mi aula o ésta vez te expulso de mi clase y por dos semanas!
-         De acuerdo, trato hecho le regalo el lienzo con el trasero dibujado por que dudo que algún día llegue a tocar uno así, Bye. – Emily sonreía descaradamente a la maestra, se levanto de su asiento y se salió de la clase.
Emily camino hacia la parte trasera de la universidad en la que había un lago, se recostó sobre el pasto húmedo, sacó su cigarrillo y comenzó a fumar, tranquilamente miraba como las nubes paseaban de un lugar a otro en el cielo, y maldecía una que otra vez al recordar pequeños fragmentos acontecidos en la mañana que salió del apartamento de aquel chico que no recordaba absolutamente nada salvo su trasero.
Tranquilidad era lo que estaba disfrutando hasta que llegó Jason un tipo corpulento de unos 20 años, rubio y de ojos claros.
-         Acaso no tienes nada que hacer
-         Y tú me imagino que ni siquiera tienes a una chica con quien coger. – La sonrisa sarcástica pero dispuesta a no tolerar al tipo estaba junto a ella, totalmente dispuesta a golpearlo de ser necesario.
-         Pero que fina eres cielo
-         ¿Cielo? Acaso me vez cara de ángel.
-         No creo que sean tan santa como para ser un ángel ¿No crees?
-         Mira idiota por qué no te vas por donde llegaste.
-         No, sin antes conseguir por lo que vine. – Emily lo miro a los ojos, le sonrió y comenzó a jugar con él, sus manos se deslizaron por su pecho provocando corrientes eléctricas en todo el cuerpo del chico, su mano bajo hasta la parte interior de él apretando firmemente, Emily se levanto simulando que se iba a quitar la blusa y una fuerte patada resonó en la parte baja de Jason.
-         ¡Qué quieres más, Imbécil! – Caminó rápido hacia su otra clase dejando atrás a Jason retorciéndose de dolor.
Emily es la chica ruda y fuerte, fría como un tempano de hielo, jamás sufriría y menos por amor, la palabra más insignificante en su vida, el amor era un tema sin discusión aunque en el fondo sabe que lo desea.
 Las clases de ese día fueron como siempre, calmadas y tranquilas salvo por una u otra exaltación de Emily; el día parecía tranquilo y sin presiones hasta que una llamada repiqueteaba en su teléfono.
-         ¿Qué? – Cada vez que hablaba con su padre necesitaba tener un cigarrillo en la boca, tomaba una bocanada de este cada vez que le respondía, calmaban sus ansias y hacía que no enardeciera de odio por él.
-         Cielo, ¿Cómo estás?
-         Viva y tú desgraciadamente también, ¿Qué quieres? – Resoplaba el humo y tragaba su amargura.
-         Emily podrías respetarme.
-         Y tú podrías dejarme en paz, recuerda que para ti me morí junto a mi madre.
Patrick Love es el padre de Emily a quien ella culpa por la muerte de su madre, la infidelidad de él provoco una depresión y agonía mutilante en la vida de Helen, un virus corrompió en su cerebro perforándolo hasta provocar la muerte de ella.
Patrick es un arquitecto reconocido en la ciudad de San Francisco, tras la muerte de Helen se caso con la que era su amante teniendo un hijo con ella, Emily detesta a su padre lo único que acepta recibir de él es el dinero semanal que le transfiere a su cuenta, un pago extenso es el único lazo que mantienen literalmente.
Su padre se hizo cargo de ella hasta que fue lo autosuficiente para vivir sola en la cuidad de Los Ángeles, alejada de su padre, donde ella podría hacer lo que quisiera, repentinamente Patrick la visitaba hasta que ella lo corrió definitivamente de su vida.
-         De acuerdo, ya deposite el dinero en tu cuenta.
-         ¿Es todo?
-         Sí, yo q…
El sonido corrido del teléfono dejo en claro que Emily había colgado.
Se encamino hacia su departamento, lista para comenzar otra noche de vivir la vida al máximo, aunque esta vez muchas sorpresas podrían aparecer en su tan sin igual noche.

sábado, 25 de junio de 2011

Impredecible

Publicado por Addiee M. M. en 18:43 3 comentarios

Capítulo II
Damen Wood, un chico de 22 años quien está en pleno ápice de su carrera en leyes, hijo de uno de los mejores abogados del país, nato en su desarrollo como estudiante en leyes.
Como practicante en la delegación central de los ángeles california llevaba a cabo sus tareas cotidianas, tomando un pequeño suspiro, a la memoria le vino la cara de la chica a quien casi atropella aquel día, un extraño sentimiento de cercanía llamaba su atención y fue interrumpido por el oficial que le pedía el reporte del ultimo individuo al que llevo preso.
-         ¿Terminaste el reporte de Pavel?
-         Si comandante, aquí esta- dijo a su superior el teniente Klein apuntando a los documentos que estaban justo debajo de sus narices.
-         Damen esta noche cubrirás la zona coloreada de plateado en el mapa que se coloco esta mañana en la pizarra, se dará una fiesta y estarán aparte de adolescentes ebrios, un contrabandista de drogas, Parker, un chico de aproximadamente 20 años, pide a Alice que te entregue su foto – El Sr. Klein caminaba hacia la salida de la oficina de Damen y antes de salir apunto con el folder hacia él. – A las 10 p.m en la avenida 6 y Broadway.
-         Si comandante. – Klein solo le hizo un gesto con su cabeza y salió hacia su oficina.
Las horas pasaron rápidamente y antes de salir a cubrir la zona y  a un montón de adolescentes ruidosos llamo a su hermano, quien en su apartamento estaba con su novia tendida debajo de él.
-         Charlie, llegare tarde, estaré en Broadway cuidando la zona. – Damen conocía perfectamente a Charlie, es como leer un libro en el que el final es conocido y él sabía que o estaba estudiando la anatomía de su novia o en verdad lo aprendía de un libro.
-         De acuerdo, cuídate.
-         Y, Charlie saluda a Annabelle.
-         Lárgate a trabajar. – Una risa ahogada en lo más profundo de Damen se pudo escuchar, colgó y salió hacia su trabajo.

En la patrulla yacía él, sólo, con un vaso de café en la mano, tomaba un sorbo cada vez que sentía que su cuerpo se desplomaba en el asiento, fatigado por el trabajo de oficina y uno que otro percance con algún detenido lo dejaban exhausto y cuidar fiestecitas en las que nunca ocurría nada a pesar que el comandante le dijera que habría algún atentado o se encontraría un maleante nunca había nada, conocía la forma de pensar de los rufianes, las pistas infalibles de éstos y la forma de atacar y Damen esta noche solo tendría una noche de desvelo y con solo un par de alcohólicos adolescentes regresaría a la estación.
-         Apuesto cien dólares a que entro a la patrulla y me le monto encima. – La voz de Emily repiqueteaba en su oído, Damen estaba dormido y somnoliento.
-         Em, es un policía, vamos déjalo dormir. – Loretta la jalaba del brazo, incitándola a regresar a dentro, pero Emily ponía una fuerza incontrolable y se soltaba de ella. – Bien haz lo que quieras, harta estoy de protegerte ebria.
-         ¡Bien! – Emily estaba borracha como de costumbre cuando asistía a cualquier fiesta, tenía el maquillaje corrido, algo de sudor en la sien y llevaba la botella de vodka en la mano mientras que con la otra sostenía el cigarro que introducía a su boca. – Veremos que tanto hace este policía. – Sonrío macabramente mirando a Damen que estaba reclinado en su asiento, con la cabeza hacia atrás con el destello de la luna enmarcando perfectamente el delineado de sus labios y se podía entrever la musculatura de su pecho.
Emily camino sigilosamente hasta la puerta del copiloto, tomo el último trago de vodka y  lanzó la botella hacia el césped, dio la última bocanada de cigarro. Abrió la puerta.
Damen con el sueño pesando en su cuerpo había olvidado poner llave a las puertas del auto y la pequeña tigresilla había acechado a su presa y estaba  a punto de atacar. Abrió la puerta del auto y se adentro en el, Damen estaba consciente de que alguien estaba dentro del carro, sentado justamente a su lado, y que era una mujer, con olor a alcohol y perdición, Emily paso sus manos por el tórax, palpo cada hendidura del cuerpo de Damen, las líneas de cada músculo marcado y tensado, la calidez que desprendía calmaba el frío que le recorría el cuerpo, incluso la ponía algo sobria.
Bajo su mano hasta llegar más allá de la hebilla del pantalón y antes de que hiciera el movimiento mas peligroso una mano cálida, grande y musculosa la agarro por la muñeca con tal fuerza que ella tuvo suprimir un gemido.
-         Si pensabas que podrías atraparme, estas muy equivocada. – Sostuvo su muñeca en su mano mientras sacaba las esposas que llevaba detrás del saco, Emily luchaba contra la mano que la sostenía intentando zafarse pero la fuerza de tremendo hombre fue inútil de romper. – Estas arrestada.
-         Idiota, suéltame. – Emily comenzó a patalear y a gritar que Damen la soltase, entre los movimientos bruscos de Emily le hicieron trabajo fácil a Damen para poner las esposas en ambas manos.
¿Sabía con el tipo de chica con la que trataba?, si bajaba del auto para meterla en la parte trasera, sabía que la chica correría a donde fuera para huir y Damen aún con sueño no estaba dispuesto a corretear a una loca ebria esposada hasta que se cayera y mucho menos la dejaría como copiloto, aunque a mitad del camino se quedara dormida mientras tanto podría cometer cualquier locura que pusiera la vida de ambos en peligro.
-         Pasaré sobre ti.
-         Aún quieres que sea buena contigo. – La mirada felina de Emily atrapo los ojos de Damen, le sostuvo la mirada por un momento y ella paso la lengua por su labio inferior intentando seducir al hombre que tenía tan cerca, tanto que podía sentir el respirar de su cuerpo.
-         No te emociones, tipas como tú no provocan en mí ni el más mínimo estremecimiento. – Hizo el movimiento, intentando tener el más mínimo tiempo contacto con su cuerpo pero Emily alzo la rodilla rosándole la entrepierna mientras terminaba de cruzar al otro lado, Damen quedó paralizado por un momento y la miró a los ojos, el microsegundo que sus miradas se cruzaron el grabó en su memoria aquellos ojos azul turquesa que deslumbraban bajo la luz de las estrellas su  mirada similar a la de un gato asustado siendo arisco para defenderse. Emily sintió la calidez en los ojos grisáceos de Damen, su mirada penetrante y autoritaria, lobuna y peligrosa tan peligrosa que solo hacía que Emily sintiera más ganas de aprensarlo y hundirle las manos en su cuerpo. – Ni siquiera lo pienses.
-         No estoy pensando, prefiero actuar. – Cuando intento subir más la pierna, Damen ya estaba casi del todo afuera, la sacó del auto y la adentro en la parte trasera del auto.
-         Vámonos.
-         Mira idiota mas vale que me sueltes o te hare el mejor escándalo de tu vida.
-         Cállate y tal vez sea bueno contigo. – Emily seguía forcejeando la puerta para poder salir corriendo como despavorida a su departamento pero sin resultado de este se quedó quieta y callada, a través de la ventana el brillo plateado de la noche le golpeaba la cara y una lágrima escapada recorrió su mejilla; desde el asiento de adelante Damen miró su espejo retrovisor donde la imagen de aquel felino estaba reposando, mientras observaba como la lagrima recorría el sendero de su mejilla a sus labios un estremecimiento le recorrió el cuerpo. – Ahora recuerdo quién eres.
-         No recuerdo haber tenido sexo contigo ó ¿Si?
-         No suelo hacerlo con mujeres como tú.
-         Comienzo a pensar que tal vez ni siquiera lo hagas.
-         Eres la tonta niña que casi cruzaba la calle sin ver los autos que venían verdad. – Emily entrecerró los ojos mirando a Damen por el espejo retrovisor, miro hacia la calle y vio su imagen en la ventana, se acaricio los labios a modo de duda y se volvió hacia él.
-          – ¡Tú! eres el idiota, hijo de pu… - un bufido salió de su boca y maldijo para sus adentros. – Ahora recuerdo la maldita silueta engreída que tienes.
-         Imposiblemente esta noche tendrás tu castigo
-         Y el tuyo también, no dormirás hasta entregar el reporte de porque me llevas detenida así que si eres bueno podríamos tener sexo y ambos dormir excelente.
-         Acaso eres prostituta
-         No imbécil
-         De acuerdo te liberaré de ese cargo, más no puedo hacer por ti.
Durante el camino Damen comenzaba a perder el control de su cuerpo y sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente, en un solo instante, por un breve momento estaba apunto de estamparse en un poste.
-         ¡Hey! IDIOTA me quieres matar o qué, despiertaaaaa policía estúpido. – Los gritos y el retumbar de su corazón tambalearon, pego contra la malla para despertar a Damen
-         Qué demo… - El frío le calo los huesos y le estremeció, con los músculos tensados y las manos al volante tratando de conducir hacia otro lado y su pie hasta el fondo del pedal para frenar, el carro se detuvo a unos cuantos centímetros del poste y maldijo para sus adentros en cuanto se detuvo, el aire frío le quemo la cara, las respiraciones que soltaba eran entrecortadas y forzadas.
-         ¿Estás bien?
-         ¡Estás más idiota o que! Casi nos matas. – Emily sofocaba su dolor cubriendo su garganta con la mano y sudor se acumulaba en su frente, sudor frío que le recorría el cuerpo, el viento que soplaba le helo el cuerpo.
Al bajar del auto Damen reviso el auto y al encontrarlo en perfectas condiciones se dirigió hacia Emily para verificar que no tuviera alguna herida.
Emily lo seguía con la mirada y  en cuanto diviso que se acercaba hacia ella miro a su alrededor, ubicando el lugar en el que se encontraban, cerca de su apartamento para suerte de ella, en cuanto abrió la puerta ella se recostó recargando su mano sobre su frente.
-         Estás herida, te duele algo.
-         No lo sé creo que tengo algo en la frente, me duele mucho y mi cabeza retumba. – Se quejaba con dolor en la voz y molestia en el cuerpo, Damen se acerco a ella, inconscientemente estaba sobre ella.- Déjame ver. – Me duele mucho.
-         Para ser como eres te quejas mucho.
-         Y según tu ¿como soy? – Estaba lista para comenzar a reñir y defenderse, lo mejor que ella sabía hacer, pero se recordó para sí misma que tenía q salir de ahí.
-         Quita la mano y déjame revisarte. – Su mano intentaba alejar la de ella y con la otra se apoyaba en el hueco entre el respaldo del asiento y el cuerpo de Emily, la calidez de sus cuerpos los unía, sentían las respiraciones de ambos, el retumbar de sus corazones estando a un solo aire de ser uno solo, rozaba su pecho contra el de ella y un frío eléctrico le recorrió el cuerpo. Alejó el mechón de cabello que caía sobre el rostro de Emily y limpio el sudor que le humedecía la cara, su rostro iluminado por el brillo de la noche enmarcando el azul turquesa de sus ojos y el peligro en su mirar.
-         Así es como tiene q ser.- Sonrío y subió su pierna a la espalda de Damen envolviéndolo en ella, girándolo, tendiéndolo bajo su cuerpo, bajo su cara y beso su cuello y salió corriendo tal como un felino.
-         ¡Qué demonios! – Se levanto aturdido por la calidez de los labios de Emily que habían rosado su piel, toco el beso, y la vio escapar, con el cansancio profundo en su cuerpo prefirió solo ver como se iba aquel gato que un día caería en sus redes. – Ahhh, ¡niña tonta!

viernes, 24 de junio de 2011

Impredecible

Publicado por Addiee M. M. en 22:59 5 comentarios




¿Amor?
Amor,Amor,Amor
¿Que tiene eso de bueno?
Absolutamente nada




Capítulo I
Se despertó entre unas sabanas extrañas, el luminoso rayo del sol atravesaba la ventana y le quemó la cara al levantarla de la almohada, al darse la vuelta miro hacia el techo y giro su cabeza para mirar a la persona que estaba junto a ella, alzó las sabanas para ver el trasero del hombre, sonrío y lo cubrió nuevamente.
Se levanto de la cama y tomo las bragas que estaban en el piso, conforme avanzaba encontraba su ropa y se vestía, antes de llegar a la puerta de salida del apartamento tomo un cigarrillo de su bolso lo encendió y salió.
Mientras bajaba por el ascensor una anciana la miro despectivamente por el espejo que estaba frente a ellas y cuando Emily bajo del elevador antes de que la puerta se cerrara sacó la lengua y levanto el dedo medio de su mano hacia la mujer refinada, las puertas cerraron y ella sonreía mientras salía del edificio.
El viento de esa mañana alborotó su cabellera larga y ondulada que siempre teñía de color negro azulado cubriendo su castaño rojizo natural, el delineador y rímel color negro de sus ojos estaba corrido y del frío solo la cubría su corta chaqueta, absorbió la última bocanada de cigarro, lo aplastó con el zapato y al cruzar la calle, al primer paso que dio un auto deportivo se acercaba a toda velocidad dispuesto a estamparse contra ella y antes de que le golpeara las piernas el auto frenó.
-         ¡Idiota! – Azotó sus manos contra el cofre del carro y levanto su mirada felina y dispuesta a atacar al ser humano que se encontrara dentro del carro. - ¡Imbécil que no me estás viendo cruzar la calle!
El hombre dentro del carro era extremadamente atractivo, sus ojos grisáceos le daban el toque perfecto a su mirada gatuna, tenía la nariz respingada y una piel apiñonada, los labios rosáceos eran carnosos y curvilíneos, las cejas bien definidas y marcadas estaban cubiertas por el flequillo que le caía en la frente, al salir de golpe del coche el viento le alborotó sus cabellos castaños, y se pudo apreciar el corpulento cuerpo del hombre, su espalda ancha y una cintura pequeña marcaban la silueta musculosa, incluso bajo su camisa blanca se delineaba cada hendidura de su abdomen, era de estatura alta y con piernas bien torneadas similares a las de un deportista, las mangas de su camisa estaban remangadas y usaba una muñequera de cuero negra con un dragón de plata en ella, sacó un soplido al ver que Emily se encontraba bien y sintió un alivio recorriéndole el cuerpo.
-         ¿Te encuentras bien?- Las manos reposadas en su cintura esperando a que la joven que casi atropella le dijera que estaba bien. - ¿Te lastimé?
-         Maldición crees que tengo tu tiempo como para morir en este momento.
-         A juzgar por tu físico creo que te encuentras bien y no me refiero precisamente a que casi te atropello. – Camino de vuelta a su auto y apretó el claxon para que Emily se quitara del camino.
-         ¡Hijo de puta! – Pegó contra la llanta del carro y mientras maldecía el hombre solo miraba hacia la calle y resoplaba esperando a que la loca que tenía enfrente se quitara. - ¡Imbécil! – Emily subió sus dedos medios y se quitó del camino cruzando la calle para dirigirse a su departamento y cuando giro para ver al hombre el ya había desaparecido en su lustroso jaguar.

Emily es una chica ruda e impulsiva, hace lo que se le dé la gana y dice lo que piensa sin temor a lo que los demás puedan pensar de ella, vive la vida a cada minuto de la manera en que ella piensa que es mejor siempre llevando sus ideales al principio y sin importar quien se le oponga y principalmente para ella el amor no existe, es una palabra vaga sin importancia y tolerancia, un estúpido clase de sentimiento al que ella jamás caerá; Aunque todo puede cambiar, ¿no?
 Vive en Los Ángeles, California en un departamento con sus dos mejores amigas Loretta y Lucy, dos chicas de diferentes ambientes pero ambas distraídas y una más alocada que la otra.
Al abrir la puerta del departamento lo primero que vio fue a Loretta usando solo bragas y una sudadera llevando en la mano un plato de cereal y al verla llegar lo único que recibió de ella fue un amor y paz y siguió su camino directo a su habitación. Loretta Morrison una chica de 23 años que conoció hace unos 4 años atrás cuando ambas habían sido detenidas por invasión a la propiedad privada tratando de hacer una pequeña broma aun chico; Loretta es una escritora de novelas épicas y románticas, es muy bonita a decir verdad siempre lleva su cabello rubio desalineado, sus ojos café claro le dan el toque dulce a su rostro, aunque por dentro es casi igual a Emily.
Emily camino lentamente hacia el sofá y se tiró sobre él dejando caer bolso al suelo, cerró sus ojos por un momento y al abrirlos tenía frente a ella a su amiga de la infancia, la otra integrante de su pequeña familia en ese departamento.
-         ¿Qué no piensas levantar tu trasero y llevarlo a la escuela?
-         ¿Escuela? – Abrió un ojo y lo entrecerraba con la luz del sol que iluminaba la sala. -¿Hoy no es domingo?
-         Gran inteligente domingo fue ayer. – Emily se dio la vuelta quedando bocabajo y con la mano rozando el suelo, parecía una muerta en el sofá. – Emily levántate y báñate que apestas a hombre
-         No, quiero dormir más. – Lucy le dio una nalgada como se la da una madre a su hija pequeña y Emily se levanto y se fue a bañar.
Al salir de bañarse mientras se ponía su camiseta miro de reojo al espejo y al mirarse recordó que hoy hace 10 años su madre había muerto por un virus extraño que había consumido lentamente su cerebro, se levanto y se dirigió al espejo para ver su rostro el cual le recordaba a su madre, los mimos ojos turquesa que deslumbraban con un brillo especial, los mismo labios rojizo carmesí  tan bien delineados, el tono melocotón de sus mejillas, una piel aperlada, tan suave y tersa como la de un bebé, su nariz respingada exactamente a la altura de la barbilla, un cuerpo firme y proporcionado; tomo el lápiz delineador y comenzó a maquillar sus ojos delineándolos perfectamente perfilando la mirada felina que la caracteriza.
La blusa sin mangas que tomo sin importancia dejaba ver el tatuaje en su omoplato izquierdo, pequeñas mariposas ascendiendo hacia su hombro significando para ella la libertad que posee.
 La madre de Emily fue una pianista muy importante, Helen Cox, tenía un camino iluminado por el éxito y apagado por la muerte, Emily tenía el tatuaje de una nota de Sol en su muñeca derecha representando así a  su madre y de su cuello siempre colgaba un relicario con una foto de ellas dos juntas dentro. Al revivir los pequeños recuerdos con su madre una lagrimilla se le escapó de sus ojos y marcaron un pequeño camino húmedo en su mejilla, limpió su lágrima derramada, tomo sus útiles y salió de su cuarto.
-         ¿Emily quieres cereal?
-         Si Lu, y no me des tu comida para vaca que comes todas las mañanas por favor, quiero  Froot loops. – Lucy es la mejor amiga de Emi, son amigas desde que tenían 10 años, Lu es prácticamente lo más cercano a una madre que Emi puede tener ya que es la mas responsable del hogar.
-         ¡Que chistosita! Trae tu horrible trasero a desayunar.
-         Voy. – Emily absorbía el plato de cereal mientras que Lucy comía y se vestía a media sala para ir a la universidad como de costumbre el desfile de mujeres medio vestidas en las mañanas.
-         ¿Qué hora es? – Preguntó Emily a Loretta que tomaba sus cosas para irse a la universidad
-         Las 10:00 am, ¿Qué no tienes pintura dentro de 15 minutos?
-         ¡Si! – Tomó el último sorbo de cereal y salió como alma que lleva el diablo directo a la universidad.
-         Típico de ti, llegar tarde.
-         Las veo en la noche. – Apenas y se entendió lo que dijo por que hablaba con la boca llena de cereal con leche.
Emily llegó tarde a la clase de arte y como siempre entro en silencio, tomo una caballete y comenzó a dibujar, era una artista nata y realmente tomaba clases por que era la condición que su padre le había puesto para que le mandara dinero.
Esa mañana tenía que dibujar un florero que había puesto la profesora en una mesa, pero a Emily le era repulsivo seguir las ideas de otros así que comenzó a dibujar por su cuenta, al tomar un lápiz ella imaginaba y trazaba las líneas perfectamente en su lienzo, sin darse cuenta comenzó a dibujar el trasero del chico que  veía por la ventana.
La profesora Evans caminaba y criticaba e trabajo de cada uno hasta que llegó al caballete de Emily.
-         ¿Qué significa esto?
-         Un trasero, que nunca ha visto uno
-         ¿Por qué dibujaste el trasero de ese chico?
-         No cree que es más interesante dibujar el lindo trasero de ese chico a un simple florero.
-         Mira Emily,  ¡Te sales de mi aula o ésta vez te expulso de mi clase y por dos semanas!
-         De acuerdo, trato hecho le regalo el lienzo con el trasero dibujado por que dudo que algún día llegue a tocar uno así, Bye. – Emily sonreía descaradamente a la maestra, se levanto de su asiento y se salió de la clase.
Emily camino hacia la parte trasera de la universidad en la que había un lago, se recostó sobre el pasto húmedo, sacó su cigarrillo y comenzó a fumar, tranquilamente miraba como las nubes paseaban de un lugar a otro en el cielo, y maldecía una que otra vez al recordar pequeños fragmentos acontecidos en la mañana que salió del apartamento de aquel chico que no recordaba absolutamente nada salvo su trasero.
Tranquilidad era lo que estaba disfrutando hasta que llegó Jason un tipo corpulento de unos 20 años, rubio y de ojos claros.
-         Acaso no tienes nada que hacer
-         Y tú me imagino que ni siquiera tienes a una chica con quien coger. – La sonrisa sarcástica pero dispuesta a no tolerar al tipo estaba junto a ella, totalmente dispuesta a golpearlo de ser necesario.
-         Pero que fina eres cielo
-         ¿Cielo? Acaso me vez cara de ángel.
-         No creo que sean tan santa como para ser un ángel ¿No crees?
-         Mira idiota por qué no te vas por donde llegaste.
-         No, sin antes conseguir por lo que vine. – Emily lo miro a los ojos, le sonrió y comenzó a jugar con él, sus manos se deslizaron por su pecho provocando corrientes eléctricas en todo el cuerpo del chico, su mano bajo hasta la parte interior de él apretando firmemente, Emily se levanto simulando que se iba a quitar la blusa y una fuerte patada resonó en la parte baja de Jason.
-         ¡Qué quieres más, Imbécil! – Caminó rápido hacia su otra clase dejando atrás a Jason retorciéndose de dolor.
Emily es la chica ruda y fuerte, fría como un tempano de hielo, jamás sufriría y menos por amor, la palabra más insignificante en su vida, el amor era un tema sin discusión aunque en el fondo sabe que lo desea.
 Las clases de ese día fueron como siempre, calmadas y tranquilas salvo por una u otra exaltación de Emily; el día parecía tranquilo y sin presiones hasta que una llamada repiqueteaba en su teléfono.
-         ¿Qué? – Cada vez que hablaba con su padre necesitaba tener un cigarrillo en la boca, tomaba una bocanada de este cada vez que le respondía, calmaban sus ansias y hacía que no enardeciera de odio por él.
-         Cielo, ¿Cómo estás?
-         Viva y tú desgraciadamente también, ¿Qué quieres? – Resoplaba el humo y tragaba su amargura.
-         Emily podrías respetarme.
-         Y tú podrías dejarme en paz, recuerda que para ti me morí junto a mi madre.
Patrick Love es el padre de Emily a quien ella culpa por la muerte de su madre, la infidelidad de él provoco una depresión y agonía mutilante en la vida de Helen, un virus corrompió en su cerebro perforándolo hasta provocar la muerte de ella.
Patrick es un arquitecto reconocido en la ciudad de San Francisco, tras la muerte de Helen se caso con la que era su amante teniendo un hijo con ella, Emily detesta a su padre lo único que acepta recibir de él es el dinero semanal que le transfiere a su cuenta, un pago extenso es el único lazo que mantienen literalmente.
Su padre se hizo cargo de ella hasta que fue lo autosuficiente para vivir sola en la cuidad de Los Ángeles, alejada de su padre, donde ella podría hacer lo que quisiera, repentinamente Patrick la visitaba hasta que ella lo corrió definitivamente de su vida.
-         De acuerdo, ya deposite el dinero en tu cuenta.
-         ¿Es todo?
-         Sí, yo q…
El sonido corrido del teléfono dejo en claro que Emily había colgado.
Se encamino hacia su departamento, lista para comenzar otra noche de vivir la vida al máximo, aunque esta vez muchas sorpresas podrían aparecer en su tan sin igual noche.