martes, 12 de julio de 2011

Capitulo V [Impredecible♥]

Holaaaaa a todos((:
Si ya se, como tarde para subir el capitulo! D:
pero necesitaba inspiracion y nomas no me llegaba
Pero JA! al fin lo termineeeeeeeeee! *w*
  Les quiero compartir la imagen de este hombre que esta extremadamente buenisimo! >.<


jojojo sta bn bueno verdad? *-*!  jujuju yo se que sii lululu  ♥   




Bueno ahora si!  El siguiente capitulooo
Disfrutenlo!  :B
 





Capítulo V
-        ¿Se encuentra bien? No creo que despierte hasta dentro de unas horas debería ir a descansar- La enfermera le tocaba los hombros y movía sus ojos coquetamente para Damen.
-        No gracias, esperare a que este consiente. – Le dedicó una media sonrisa o torcida de boca.
-        De acuerdo, si necesitas algo llámame, soy Lizzie. – Señalando hacia su etiqueta en su ropa.
-        Gracias. – Miraba hacia Emily que estaba inconsciente y tranquila en la cama.
Tras un par de horas se quedó dormido sobre el sillón hasta que su celular sonó y desde la otra bocina su hermano sólo se limitó a preguntar si se encontraba a salvo o con alguna herida grave.
-        ¿Te encuentras bien, chango?
-        Sí, sólo un raspón en el hombro y algo de la espalda.
-        Bien, no llegues tan tarde y si llegases a venir a una hora decente me traes una hamburguesa y un helado.
-        ¡Ah,sí! Jefe como usted mande, aplástate a dormir y deja de molestar.
-        Sí, sí. Cuídate, chango
-        Sí, mandril.
Cerró el teléfono y Emily comenzó a moverse entre las sabanas pero ésta no despertó. Damen se acercó a ella para quitarle el mechón que le cubría parte de la cara, la cubrió bien con la sábana. Observó como respiraba lentamente y suspiraba de vez en cuando, recorrió cada parte de su cara desde el lunar pequeñito que nacía en su sien, la raíz castaña rojiza que comenzaba a salir de su cabellera, las pocas pecas y el color durazno de sus mejillas, sus labios rosa pastel eran tentación para Damen.Rozó su mejilla con la yema de sus dedos acariciando hasta su hombro, levantó su barbilla e inclinó el rostro.
Beso.
Sus labios, que ahora estaban fríos, cogieron la calidez de Damen, movió sus labios jugando con los de ella, saboreando el dulce sabor de Emily, respiraba el aroma de su piel tan cercana a la suya, acariciaba su mejilla y cuello con las yemas de sus dedos; la paz de unos labios dormidos y húmedos hizo que el deseo se apoderara de él, continuó el beso deseando hacerlo eterno, para cortar la inocencia indiscutible del beso. Mordisqueó gentilmente el labio superior dejándolo enrojecido y vivo, cálido y satisfecho.
El celular resonó en su bolsillo y contestó al instante.
-        ¿Diga?
-        Woods tienes q redactar tu informe sobre lo que pasó, para atrapar a los chicos tontos que provocaron el accidente.
-        De acuerdo Comandante.
Se dirigió hacia la puerta y antes de salir una voz hizo que girara y regresara.
-        ¿Policía?– Dijo entre sollozos y con los ojos entreabiertos.
-        Hasta que despiertas. ¿Recuerdas algo? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Ingeriste alcohol?
¿Era plural o especialmente singular la pregunta? Pensó Emily para sus adentros.
-        Cállate ¿quieres?, acabo de despertar y me saltas con un montón de estúpidas preguntas.
-        Protocolo.
-        Pues vete al demonio con tu “Protocolo”
-        Estabas en la camioneta, dormida y… -  No termino la frase cuando Emily se estaba quitando el respirador nasal que le llenaba de oxígeno sus pulmones. - ¿Qué haces tonta? Tienes que guardar reposo.
-        Reposo, mi abuela. – Se acarició la herida en la sien, un mareo la hizo tambalearse y unos brazos la envolvieron ysostuvieron para evitar que cayera al suelo.
-        Te dije que te recostaras, ahora quédate aquí o te esposo a la cama.
-        Eres un idiota ¿Lo sabías?
-        Y tú una estúpida así que no te muevas iré a traerte agua.
-        ¡Tengo hambre! – Le gritó a Damen que estaba cerrando la puerta del cuarto.
Emily no tenía sed, sus labios estaban extrañamente húmedos y tersos, se pasó los dedos por la comisura de la boca y los alejó cuando en su mente comenzó a formar la palabra <<beso>> de aquel idiota policía que comenzaba a tomar lugar en su vida.
Tras esperar un rato, la enfermera entró con una bandeja de comida para Emily, la dejó en la mesa y regresó a sus ocupaciones.
La pequeña fierecilla estaba siendo custodiada por un policía que estaba fuera de la habitación cuidando que no escapara y principalmente que nadie saliera herida por ella, devoraba cada bocado que introducía a su cuerpo y hacía gestos repulsivos tras cada bocado.
Emily detestaba los hospitales desde la muerte de su madre, el olor a alcohol y las sábanas a enfermedad le traían los recuerdos más dolorosos de su vida. El asiento frente a ella le revivió la imagen de su padre sentado en aquel sillón esperando a que su madre se muriera para que pudiera irse con su otra familia, el drama que era su vida  y la tragedia de su pasado se congeniaban para hacer un carácter amargo en ella.
Las lágrimas brotaron y el sonido de la puerta al abrirse hizo que se limpiara la cara para que nadie viera su fortaleza caer.
-        Hija. – Su padre se acercaba a ella con paso airado con los brazos abiertos para recibir a su hija entre sus brazos, pero tres  pasos antes de llegar a ella:
-        No te atrevas ni por un momento a abrazarme y mucho menos besarme. Es repulsiva la hipocresía con la que me tratas. – Su padre se detuvo en seco. - ¿Qué haces aquí? Estoy viva ¿qué no vez?, no tienes por qué venir, no eres parte de mi vida.
-        Soy tu padre y tengo que ver si estás bien.
-        Lo estoy, ahora ¡Lárgate!
-        No Emily, no me iré, me quedaré a arreglar el embrollo en el que estás metida, porque sí sabes ¿verdad? que estabas dentro del auto que tuvo la culpa del accidente, donde pudiste haber muerto y en tus análisis sanguíneos había restos de alcohol y evitaré que vayas a la cárcel, definitivamente.
-        No te necesito, estaré bien.
-        No  lo estás, ¿acaso ya te viste?, estas hecha un desorden
-        ¡Eso a ti no te incumbe como maldita sea me encuentre!- Gritó de desesperación hasta que Damen entró.
-        ¿Por qué gritas como loca?
-        Sácalo de aquí. – Señalo con cara de desprecio a su padre.
-        Soy su abogado, Patrick Love. – Le tendió la mano a modo de saludo que Damen acepto educadamente.
-        Damen Woods, encantado… ¿Love? - Con la pregunta en su rostro. – Si no me equivoco usted es uno de los mejores abogados, mucho gusto licenciado.
-        Así es.
-        ¿Y usted viene a defender a esta loca?
-        Alguien tiene que hacerlo y quién mejor que su padre. – Miro a Emily quien estaba recostada mirando hacia la ventana con el ceño fruncido.
-        ¡No quieren largarse a otro maldito lado, fuera los dos! – Repitió esto dos veces con su voz casi gritando.
-        Cállate Emily. – Ordeno Patrick, el peor error que cometía.
-        No me calles maldito viejo decrépito.
-        ¡Emily! – Dijo Damen tras escuchar las palabras que le dirigía a su padre.
-        ¡Tú que!, no eres nada, no entiendo que es lo que haces aquí, lárgate ¿que no tiene otras ocupaciones? Y en cuanto a usted señor Love si va a ayudarme ¡Hágalo! Pero no trate nada conmigo, no lo quiero ver.
-        Sigues siendo la misma niña malcriada y mal educada de siempre.
-        Y así será hasta que me muera ¿o qué? me matarás como lo hiciste con mi madre. – El tono sarcástico con dolor salía de sus labios, gritos ahogados le arrebataban la energía de su cuerpo.
-        ¡Yo no la maté! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? – Comenzaba a levantar la voz.
-        Cálmense por favor, esto es un hospital. –La enfermera los interrumpió a ambos, realizo el chequeo a Emily y con mirada desdeñosa miro a los tres y exigió que se comportaran. – Salgan de la habitación por favor la paciente necesita descansar.
-        Sí enfermera.
Damen y Patrick salieron de la habitación para discutir sobre el problema que tenía entre las manos.
Durante los días de estadía de Emily en el hospital su padre se encargó de todos los trámites y cargos monetarios que tenía que mantenerla a salvo tanto de la cárcel como en su cama de hospital.
El conductor fue a prisión mientras que los otros salieron bajo fianza, Emily quedó sin registro de accidente gracias a la eficacia de su papá
El día de regresar a casa llegó.
-        ¿Estás lista? – Peguntó Lucy mientras arreglaba la maleta con la ropa de Emily
-        Sí, larguémonos de aquí. – Estaba con un pie fuera de la habitación.
El camino a casa fue silencioso porque a Emily le esperaba el sermoneo de Lucy en el departamento y la despedida amorosa de su padre quien esperaba por ella.
Antes de salir del auto para adentrarse al edificio, Lucy se giró y abrazó a Emily por la espalda, le recostó la cara en su espalda y las lágrimas gorgoteaban de sus ojos, la abrazó tanto que le comenzaba a cortar el oxígeno, el calor de amiga o madre con el que llenaba a Emily en ese momento la reconfortó tanto.
-        No vuelvas a hacer estupideces así, te lo ruego.
-        No puedo prometerte nada.
-        No quiero verte muerta.
-        Hay veces en que desearía mejor haberme muerto en ese auto. – Lloraba dolor y amargura. – No entiendo por qué tenían que sacarme los estúpidos bomberos de ahí.
-        ¿Bomberos? – Lucy levantó su rostro para mirar fijamente a Emily. – No te saco del auto ningún bombero Em, fue el abogado o policía ese Woods.
-        ¿El idiota? – Miró con hacia lo lejos con gestos de duda en su rostro.
-        Sí,él fue quien te salvó, Loretta lo vio. – Se secaba las lágrimas con sus dedos pequeños.
-        Lástima, se hubiera muerto de una vez el imbécil también. – Era imposible evitar su tono sarcástico al hablar,  pero esta vez no sonaba así en su cabeza.
-        Cállate Emily, que de no ser por él estarías muerta, tonta. – Un golpecito en la cabeza de Emily resonó. -Vamos

Después de subir al apartamento, la discusión y gritos empaparon de amargura el lugar, Emily y su padre discutían, él se tragaba sus reproches y bajaba la cabeza mientras que ella solo gritaba, acusaba y lo corría de su vida.
Después de albergar cansancio en su cuerpo por discutir, sólo cogió el abrigo que se había quitado y salió de la casa dando un portazo, tomó su cigarrillo y corrió a donde ningún ruido la aturdieran y desconcentrara sus emociones.



Gracias a Ingrid por las ediciones((:











P.S : Trabajo en el siguiente capitulo
Esperenlo!!!♥

jueves, 30 de junio de 2011

Impredescible ♥




Capítulo IV

La mañana fría hizo temblar a Damen entre sus sábanas, las ventanas cubiertas de vaho impedían ver a través de ellas y Charlie se acercaba con un plato de cereal entre sus manos.
-        Levántate Damen. – Abrió totalmente las cortinas de la habitación de Damen y le jaló el pie.
-        ¿Qué hora es? -  Dijo entre bostezos, tallándose los ojos como un niño pequeño tratando de despabilarse.
-        Las 11:00 a.m. papá nos espera a las 12:30 p.m. para el festejo de mamá. . – Charlie caminaba en calzoncillos buscando en el closet una camisa que usar para la ocasión. – Báñate chango.
-        Chango tu trasero Charlie. – Damen se levantó de la cama y lo primero que reviso fue su teléfono celular en el que un mensaje de su padre le recordaba que tenía que asistir al festejo del cumpleaños de su madre. – ¡Hey! ¿A dónde llevas esa camisa?
-        Damen no tengo nada formal que usar y mi madre detesta los jeans y playeras que uso diariamente cuando no estoy usando color blanco. – Charlie estudiaba medicina así la mayoría del tiempo su ropa era blanca salvo cuando descansaba y lo que menos quería usar era ropa formal.
-        De acuerdo, sólo porque es el cumpleaños de mamá.
Damen escucho el timbre sonar mientras se duchaba, al terminar colocó la toalla a la cintura y se dirigió hacia el cuarto de Charlie para buscar el desodorante que le había quitado.
Abrió la puerta.
-        Charlie dame el … - Damen se cubrió los ojos al ver a Annabelle tendida bajo el cuerpo de Charlie. – ¿Podrían irse a un hotel?.
-        ¿Que no sabes tocar?. – Charlie cubría a su novia con su cuerpo y miraba con los ojos dilatados a Damen que estaba parado tratando de tomar el desodorante con los ojos cubiertos. – Los hoteles son caros hermanito.
-        Sínico. – Al tomar lo que buscaba entre abrió dos de los dedos que cubrían la cara para ver si era campo visible – Hola Annabelle.
-        Hola Damen, ¿Cómo estás? – La voz como de ratoncito escondido fue el único tono que pudo dejar salir.
-        Sal de aquí ¿o quieres quedarte a ver la película?. – Su novia de un manotazo en el brazo hizo callar a Charlie mientras que éste solo le sonrió pícaramente y la besó en la frente tiernamente.
-        Sí, yo me voy.
Después de casi cuarenta y cinco minutos en los que Damen se alistó y comió un cereal en la cocina con los audífonos puestos esperó a que su hermano y Annabelle salieran de la habitación para irse.
-        Damen vámonos.- Damen sólo meneaba su cabeza al ritmo de su música favorita y comía su cereal. - ¡Damen! – Miró a los tortolos y se encaminó hacia su carro.
-        Me voy en mi carro gracias, prefiero no ver cómo te agasajas a Annabelle.
-        Como quieras. – Charlie guiño el ojo y tomo camino.

Damen tomó su auto negro, se colocó sus lentes negros y se dirigió hacia la casa de sus padres.
Charlie ya lo esperaba fuera de la casa listo para tocar el timbre y entrar, ambos al mismo tiempo para darle el regalo sorpresa a su madre: un Jaguar XF plateado con un enorme moño color celeste en el espejo, el deseo que su madre había tenido ese año para su cumpleaños, Charlie lo había estacionado en la parte trasera del jardín para llevar a su madre a mostrárselo.
Annabelle estaba del brazo de Charlie sosteniendo en su manos pequeñas el paquete de Tiffany& Co.
La familia de Damen era adinerada, poseían una estabilidad económica deseable para cualquiera y un puesto mayor en la sociedad,  sin embargo eran personas amables y sencillas con un corazón enorme.
La madre de Damen corrió hacia la puerta cuando escuchó el timbre sonar, ambos hermanos escuchaban el repiqueteo de las zapatillas de su madre acercarse y al abrir la puerta, la señora Caroline se lanzó con los brazos abiertos a sus hijos para tenerlos entre sus brazos.
-        ¡Mis niños! – Caroline era una mujer alta y de complexión delgada con una cabellera rubia platinada, ojos verdosos y pestañas alargadas, y el tono durazno en sus mejillas acentuaban su elegancia, una madre tan cariñosa y dulce como la miel.
-        Mamá, nos aprietas. – Charlie gimió con el poco aire en su pecho.
-        Si, lo siento cariño, Damen estás tan guapo y tú Charlie cada vez estas más musculoso mi cielo. – Admiraba el grandioso físico de sus hijos. – Y tú Annabelle, cariño estás tan hermosa como siempre, linda. – Se acercó a para abrazarla y plantar un beso en la frente de la pequeña Annabelle.
-        Caroline, ¡Felicidades! – Dijo Annabelle entre risitas y abrazos con la madre del amor de su vida, le entrego la cajita azul cielo que sostenía.- Espero que te guste, lo escogí especialmente para ti.
-        Gracias linda, veamos qué es. – Unos pendientes de oro blanco y perla hicieron brillar sus ojos. – ¡Están hermosos! Los usare ahora mismo. – Retiro los que llevaba y se colocó cuidadosamente los que Anne le había obsequiado.- ¿Cómo se ven?
-        Hermosos. – Le sonreía gentilmente.
-        Pero niños no se queden aquí pasen al jardín, toda la familia está reunida esperándolos solo faltaban ustedes y su tío Spencer que no debe tardar.
-        Si madre, camina tenemos una sorpresa para ti.
La mansión de sus padres no había cambiado nada, todo era igual a excepción por una pintura que había comprado seguramente su madre a una artista novata a juzgar por las pinceladas algo imperfectas en los bordes pero la figura del cuadro daba un toque moderno a la casa de tipo colonial. Al llegar a ventanal que daba hacia el jardín,Caroline salió corriendo hacia el auto que sus hijos habían comprado para ella, saltaba y gritaba como la niña pequeña que una vez fue, reía y parloteaba al mismo tiempo que abrazaba a su esposo.
-        Anthony Wood tú sabías de esto, por eso no me dejabas bajar verdad, ¡tramposo! – Un ligero golpecito en el pecho de su esposo provocó que éste la besara en la sien.
-        Era sorpresa de los niños.
-        ¿Niños? Jajaja Aún cree en tu inocencia, si al menos supiera lo que vi esta mañana. – Risas resonaron entre Charlie y Damen al recordar lo sucedido en la habitación.
-        Tú no sabes nada.
-        Claro hermanito, como siempre.- Con la sonrisa y mirada felina miro a su hermano.
Tras los abrazos  repetidos entre Caroline y sus hijos todos pasaron a la mesa para comer y disfrutar de la compañía en familia.
Tíos y tías contaban las historias graciosas que le habían sucedido a sus parejas, los recuerdos vergonzosos de cada uno provocaron risas extremas en la familia, Damen y su padre platicaban sobre leyes mientras queAnnabelle y Charlie eran atacados por el abuelo materno.
-        Y dime Charlie ¿Cómo vas con esta linda jovencita? – La voz ronca del abuelo sonó desde la cabecera de la mesa. – Sexo, se ve en tus ojos escuincle depravado.
-        ¡Abuelo! – Replicó sínicamente Charlie a modo de negación ante su chistoso comentario.
-        ¡Papá! Por Dios no hables de eso, mi lindo hijo es un ángel jamás haría eso. – ¡Oh si! Caroline estaba extremadamente equivocada. – Leonard Bennett omite esos comentarios por favor papá.
-        Claro, si no sabré yo que soy viejo y sabiondo como me llamaban este par.- Damen y Charlie chocaron sus puños.
Tras comer el postre todos comenzaron a retirarse quedando solamente el abuelo, Damen y sus padres. Charlie se había ido a dejar a su novia a su casa y a calmar cierta ansiedad que ambos traían.
-        Mamá, es hora de irme, ocupaciones me esperan mañana.
-        Cariño, siempre tan trabajador como tu padre. – Caroline tenía a su lado a su esposo tomado de la mano mientras que abrazaba a su hijo. – Cuídate y ven a visitarnos pronto. – Damen besó en la mejilla a su madre y abrazó a su padre para finalizar su despedida
-        Adiós
-        Aliméntate correctamente cariño, recuerda que el estrés no es bueno.- Gritaba su madre a lo lejos mientras que Damen ya estaba montado en el auto.
En la oscuridad de la noche Damen conducía hacia su departamento hasta que el tráfico comenzó a hacerse denso y pesado. Personas corrían despavoridas hacia el lado contrario hasta que Damen se bajó del auto y preguntó qué ocurría.
-        ¿Qué es lo que ocurre? – Pregunto a una mujer que corría de la mano con su hijo pequeño.
-        Un choque, accidente – Decía entre sollozos. – Una chica adentro y no despierta, la gasolina se está derramando y explotará.
La mujer corrió y dejó a Damen con las preguntas en su boca, su conciencia le decía que tenía que correr hacia el mismo lado al que iban todos para salvarse pero su corazón le exigía que fuera tras aquella mujer atrapada.
Los bomberos, ambulancias y policías no llegarían hasta dentro de media hora por el tráfico y aquella chica necesitaba ser salvada.
Damen cerró su coche y corrió como alma que lleva el diablo hacia el accidente, la familia del auto inocente estaba afuera tosiendo y tratando de respirar continuamente dirigiéndose hacia el lado contrario del incendio próximo para salva guardarse.
-        ¡Sálvala! – Gritaba una chica  rubia desde lo lejos siendo arrastrada por un joven y seguida por otras dos chicas, todos pertenecían a la camioneta que había tenido la culpa del accidente
Damen volteo a ver la camioneta y entre el fuego que comenzaba a arder vislumbro unos una piel aperlada y el relicario que cierta persona siempre llevaba.
-        ¡Emily!
Corrió hacia la camioneta que comenzaba a regar aceite, lo que significaba una cosa: la camioneta estaba apunto de explota, si Damen no conseguía rescatarla hasta entonces Emily moriría.
Con el aire sofocado en sus pulmones se quitó el saco que llevaba y se deshizo de su camisa para colocarla alrededor de su boca y nariz para evitar que el humo se adentrara a su cuerpo.
A lo lejos las personas gritaban, lloraban y exclamaban frases hacia Dios para que ayudara al hombre para rescatar a tremenda problemática de mujer.
Inhaló fuertemente y se metió entre las llamas que crecían a cada minuto, le quemaban la piel y comenzaba a sentir el poco oxígeno en sus pulmones, la puerta estaba ardiendo y era imposible sacarla de la forma  normal; se quitó la camisa que estaba en su boca y se la enredó en el brazo a modo de protección mientras rompía el cristal para sacar a Emily que yacía en el asiento del copiloto recargando su cabeza en el tablero de la camioneta; los cristales cayeron como lluvia dentro y fuera del carro algunos de ellos se infiltraron entre su cabello.
La echo hacia atrás y vio el camino de sangre que recorría desde su frente, metió los brazos tanto como pudo para poder sacarla, minutos quedaban por el silencio descomunal que se formó, Damen la tomóen sus brazos y la logró sacar completamente, la echó hacia su hombro agarrándola por los glúteos para poder correr lo más que podía, para sucumbirse del estallido.
Antes de llegar a más de un metro un ¡Tum! se escuchó y el suelo vibró, cayendo los dos.
Damen se raspó el hombro y parte del omóplato mientras que Emily cayó sobre él, tendida sobre su cuerpo comenzó a toser y el sólo la abrazó y acarició su espalda ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso eso estaba dentro del programa de rescate a una loca? ¿Acariciar y abrazar a una inconsciente que estaba sobre de él?
Las sirenas de la ambulancia, bomberos y policías se escuchaban cerca.
Damen sentía el fíio de la noche en la piel, lo único que le cubría era una camiseta sport que llevaba dejando a la vista su espalda y brazos definidamente musculosos.
Emily comenzó a moverse en el pecho de Damen respirando su olor a humo y adrenalina; levanto el rostro y con los ojos entre abiertos pudo ver quién era, quién yacía bajo su cuerpo.
-        Policía idiota -  Dijo entrecortadamente hasta que volvió a quedar inconsciente.
-        Tonta, te dije que no hicieras nada estúpido. – Le dijo mientras la vio a los ojos y quitó un trozo de cristal que estaba en su cabello.
Damen quedó liberado de Emily cuando los paramédicos llegaron para curar heridas y llevar a Emily al hospital.

martes, 12 de julio de 2011

Capitulo V [Impredecible♥]

Publicado por Addiee M. M. en 17:01 2 comentarios
Holaaaaa a todos((:
Si ya se, como tarde para subir el capitulo! D:
pero necesitaba inspiracion y nomas no me llegaba
Pero JA! al fin lo termineeeeeeeeee! *w*
  Les quiero compartir la imagen de este hombre que esta extremadamente buenisimo! >.<


jojojo sta bn bueno verdad? *-*!  jujuju yo se que sii lululu  ♥   




Bueno ahora si!  El siguiente capitulooo
Disfrutenlo!  :B
 





Capítulo V
-        ¿Se encuentra bien? No creo que despierte hasta dentro de unas horas debería ir a descansar- La enfermera le tocaba los hombros y movía sus ojos coquetamente para Damen.
-        No gracias, esperare a que este consiente. – Le dedicó una media sonrisa o torcida de boca.
-        De acuerdo, si necesitas algo llámame, soy Lizzie. – Señalando hacia su etiqueta en su ropa.
-        Gracias. – Miraba hacia Emily que estaba inconsciente y tranquila en la cama.
Tras un par de horas se quedó dormido sobre el sillón hasta que su celular sonó y desde la otra bocina su hermano sólo se limitó a preguntar si se encontraba a salvo o con alguna herida grave.
-        ¿Te encuentras bien, chango?
-        Sí, sólo un raspón en el hombro y algo de la espalda.
-        Bien, no llegues tan tarde y si llegases a venir a una hora decente me traes una hamburguesa y un helado.
-        ¡Ah,sí! Jefe como usted mande, aplástate a dormir y deja de molestar.
-        Sí, sí. Cuídate, chango
-        Sí, mandril.
Cerró el teléfono y Emily comenzó a moverse entre las sabanas pero ésta no despertó. Damen se acercó a ella para quitarle el mechón que le cubría parte de la cara, la cubrió bien con la sábana. Observó como respiraba lentamente y suspiraba de vez en cuando, recorrió cada parte de su cara desde el lunar pequeñito que nacía en su sien, la raíz castaña rojiza que comenzaba a salir de su cabellera, las pocas pecas y el color durazno de sus mejillas, sus labios rosa pastel eran tentación para Damen.Rozó su mejilla con la yema de sus dedos acariciando hasta su hombro, levantó su barbilla e inclinó el rostro.
Beso.
Sus labios, que ahora estaban fríos, cogieron la calidez de Damen, movió sus labios jugando con los de ella, saboreando el dulce sabor de Emily, respiraba el aroma de su piel tan cercana a la suya, acariciaba su mejilla y cuello con las yemas de sus dedos; la paz de unos labios dormidos y húmedos hizo que el deseo se apoderara de él, continuó el beso deseando hacerlo eterno, para cortar la inocencia indiscutible del beso. Mordisqueó gentilmente el labio superior dejándolo enrojecido y vivo, cálido y satisfecho.
El celular resonó en su bolsillo y contestó al instante.
-        ¿Diga?
-        Woods tienes q redactar tu informe sobre lo que pasó, para atrapar a los chicos tontos que provocaron el accidente.
-        De acuerdo Comandante.
Se dirigió hacia la puerta y antes de salir una voz hizo que girara y regresara.
-        ¿Policía?– Dijo entre sollozos y con los ojos entreabiertos.
-        Hasta que despiertas. ¿Recuerdas algo? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Ingeriste alcohol?
¿Era plural o especialmente singular la pregunta? Pensó Emily para sus adentros.
-        Cállate ¿quieres?, acabo de despertar y me saltas con un montón de estúpidas preguntas.
-        Protocolo.
-        Pues vete al demonio con tu “Protocolo”
-        Estabas en la camioneta, dormida y… -  No termino la frase cuando Emily se estaba quitando el respirador nasal que le llenaba de oxígeno sus pulmones. - ¿Qué haces tonta? Tienes que guardar reposo.
-        Reposo, mi abuela. – Se acarició la herida en la sien, un mareo la hizo tambalearse y unos brazos la envolvieron ysostuvieron para evitar que cayera al suelo.
-        Te dije que te recostaras, ahora quédate aquí o te esposo a la cama.
-        Eres un idiota ¿Lo sabías?
-        Y tú una estúpida así que no te muevas iré a traerte agua.
-        ¡Tengo hambre! – Le gritó a Damen que estaba cerrando la puerta del cuarto.
Emily no tenía sed, sus labios estaban extrañamente húmedos y tersos, se pasó los dedos por la comisura de la boca y los alejó cuando en su mente comenzó a formar la palabra <<beso>> de aquel idiota policía que comenzaba a tomar lugar en su vida.
Tras esperar un rato, la enfermera entró con una bandeja de comida para Emily, la dejó en la mesa y regresó a sus ocupaciones.
La pequeña fierecilla estaba siendo custodiada por un policía que estaba fuera de la habitación cuidando que no escapara y principalmente que nadie saliera herida por ella, devoraba cada bocado que introducía a su cuerpo y hacía gestos repulsivos tras cada bocado.
Emily detestaba los hospitales desde la muerte de su madre, el olor a alcohol y las sábanas a enfermedad le traían los recuerdos más dolorosos de su vida. El asiento frente a ella le revivió la imagen de su padre sentado en aquel sillón esperando a que su madre se muriera para que pudiera irse con su otra familia, el drama que era su vida  y la tragedia de su pasado se congeniaban para hacer un carácter amargo en ella.
Las lágrimas brotaron y el sonido de la puerta al abrirse hizo que se limpiara la cara para que nadie viera su fortaleza caer.
-        Hija. – Su padre se acercaba a ella con paso airado con los brazos abiertos para recibir a su hija entre sus brazos, pero tres  pasos antes de llegar a ella:
-        No te atrevas ni por un momento a abrazarme y mucho menos besarme. Es repulsiva la hipocresía con la que me tratas. – Su padre se detuvo en seco. - ¿Qué haces aquí? Estoy viva ¿qué no vez?, no tienes por qué venir, no eres parte de mi vida.
-        Soy tu padre y tengo que ver si estás bien.
-        Lo estoy, ahora ¡Lárgate!
-        No Emily, no me iré, me quedaré a arreglar el embrollo en el que estás metida, porque sí sabes ¿verdad? que estabas dentro del auto que tuvo la culpa del accidente, donde pudiste haber muerto y en tus análisis sanguíneos había restos de alcohol y evitaré que vayas a la cárcel, definitivamente.
-        No te necesito, estaré bien.
-        No  lo estás, ¿acaso ya te viste?, estas hecha un desorden
-        ¡Eso a ti no te incumbe como maldita sea me encuentre!- Gritó de desesperación hasta que Damen entró.
-        ¿Por qué gritas como loca?
-        Sácalo de aquí. – Señalo con cara de desprecio a su padre.
-        Soy su abogado, Patrick Love. – Le tendió la mano a modo de saludo que Damen acepto educadamente.
-        Damen Woods, encantado… ¿Love? - Con la pregunta en su rostro. – Si no me equivoco usted es uno de los mejores abogados, mucho gusto licenciado.
-        Así es.
-        ¿Y usted viene a defender a esta loca?
-        Alguien tiene que hacerlo y quién mejor que su padre. – Miro a Emily quien estaba recostada mirando hacia la ventana con el ceño fruncido.
-        ¡No quieren largarse a otro maldito lado, fuera los dos! – Repitió esto dos veces con su voz casi gritando.
-        Cállate Emily. – Ordeno Patrick, el peor error que cometía.
-        No me calles maldito viejo decrépito.
-        ¡Emily! – Dijo Damen tras escuchar las palabras que le dirigía a su padre.
-        ¡Tú que!, no eres nada, no entiendo que es lo que haces aquí, lárgate ¿que no tiene otras ocupaciones? Y en cuanto a usted señor Love si va a ayudarme ¡Hágalo! Pero no trate nada conmigo, no lo quiero ver.
-        Sigues siendo la misma niña malcriada y mal educada de siempre.
-        Y así será hasta que me muera ¿o qué? me matarás como lo hiciste con mi madre. – El tono sarcástico con dolor salía de sus labios, gritos ahogados le arrebataban la energía de su cuerpo.
-        ¡Yo no la maté! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? – Comenzaba a levantar la voz.
-        Cálmense por favor, esto es un hospital. –La enfermera los interrumpió a ambos, realizo el chequeo a Emily y con mirada desdeñosa miro a los tres y exigió que se comportaran. – Salgan de la habitación por favor la paciente necesita descansar.
-        Sí enfermera.
Damen y Patrick salieron de la habitación para discutir sobre el problema que tenía entre las manos.
Durante los días de estadía de Emily en el hospital su padre se encargó de todos los trámites y cargos monetarios que tenía que mantenerla a salvo tanto de la cárcel como en su cama de hospital.
El conductor fue a prisión mientras que los otros salieron bajo fianza, Emily quedó sin registro de accidente gracias a la eficacia de su papá
El día de regresar a casa llegó.
-        ¿Estás lista? – Peguntó Lucy mientras arreglaba la maleta con la ropa de Emily
-        Sí, larguémonos de aquí. – Estaba con un pie fuera de la habitación.
El camino a casa fue silencioso porque a Emily le esperaba el sermoneo de Lucy en el departamento y la despedida amorosa de su padre quien esperaba por ella.
Antes de salir del auto para adentrarse al edificio, Lucy se giró y abrazó a Emily por la espalda, le recostó la cara en su espalda y las lágrimas gorgoteaban de sus ojos, la abrazó tanto que le comenzaba a cortar el oxígeno, el calor de amiga o madre con el que llenaba a Emily en ese momento la reconfortó tanto.
-        No vuelvas a hacer estupideces así, te lo ruego.
-        No puedo prometerte nada.
-        No quiero verte muerta.
-        Hay veces en que desearía mejor haberme muerto en ese auto. – Lloraba dolor y amargura. – No entiendo por qué tenían que sacarme los estúpidos bomberos de ahí.
-        ¿Bomberos? – Lucy levantó su rostro para mirar fijamente a Emily. – No te saco del auto ningún bombero Em, fue el abogado o policía ese Woods.
-        ¿El idiota? – Miró con hacia lo lejos con gestos de duda en su rostro.
-        Sí,él fue quien te salvó, Loretta lo vio. – Se secaba las lágrimas con sus dedos pequeños.
-        Lástima, se hubiera muerto de una vez el imbécil también. – Era imposible evitar su tono sarcástico al hablar,  pero esta vez no sonaba así en su cabeza.
-        Cállate Emily, que de no ser por él estarías muerta, tonta. – Un golpecito en la cabeza de Emily resonó. -Vamos

Después de subir al apartamento, la discusión y gritos empaparon de amargura el lugar, Emily y su padre discutían, él se tragaba sus reproches y bajaba la cabeza mientras que ella solo gritaba, acusaba y lo corría de su vida.
Después de albergar cansancio en su cuerpo por discutir, sólo cogió el abrigo que se había quitado y salió de la casa dando un portazo, tomó su cigarrillo y corrió a donde ningún ruido la aturdieran y desconcentrara sus emociones.



Gracias a Ingrid por las ediciones((:











P.S : Trabajo en el siguiente capitulo
Esperenlo!!!♥

jueves, 30 de junio de 2011

Impredescible ♥

Publicado por Addiee M. M. en 18:47 1 comentarios



Capítulo IV

La mañana fría hizo temblar a Damen entre sus sábanas, las ventanas cubiertas de vaho impedían ver a través de ellas y Charlie se acercaba con un plato de cereal entre sus manos.
-        Levántate Damen. – Abrió totalmente las cortinas de la habitación de Damen y le jaló el pie.
-        ¿Qué hora es? -  Dijo entre bostezos, tallándose los ojos como un niño pequeño tratando de despabilarse.
-        Las 11:00 a.m. papá nos espera a las 12:30 p.m. para el festejo de mamá. . – Charlie caminaba en calzoncillos buscando en el closet una camisa que usar para la ocasión. – Báñate chango.
-        Chango tu trasero Charlie. – Damen se levantó de la cama y lo primero que reviso fue su teléfono celular en el que un mensaje de su padre le recordaba que tenía que asistir al festejo del cumpleaños de su madre. – ¡Hey! ¿A dónde llevas esa camisa?
-        Damen no tengo nada formal que usar y mi madre detesta los jeans y playeras que uso diariamente cuando no estoy usando color blanco. – Charlie estudiaba medicina así la mayoría del tiempo su ropa era blanca salvo cuando descansaba y lo que menos quería usar era ropa formal.
-        De acuerdo, sólo porque es el cumpleaños de mamá.
Damen escucho el timbre sonar mientras se duchaba, al terminar colocó la toalla a la cintura y se dirigió hacia el cuarto de Charlie para buscar el desodorante que le había quitado.
Abrió la puerta.
-        Charlie dame el … - Damen se cubrió los ojos al ver a Annabelle tendida bajo el cuerpo de Charlie. – ¿Podrían irse a un hotel?.
-        ¿Que no sabes tocar?. – Charlie cubría a su novia con su cuerpo y miraba con los ojos dilatados a Damen que estaba parado tratando de tomar el desodorante con los ojos cubiertos. – Los hoteles son caros hermanito.
-        Sínico. – Al tomar lo que buscaba entre abrió dos de los dedos que cubrían la cara para ver si era campo visible – Hola Annabelle.
-        Hola Damen, ¿Cómo estás? – La voz como de ratoncito escondido fue el único tono que pudo dejar salir.
-        Sal de aquí ¿o quieres quedarte a ver la película?. – Su novia de un manotazo en el brazo hizo callar a Charlie mientras que éste solo le sonrió pícaramente y la besó en la frente tiernamente.
-        Sí, yo me voy.
Después de casi cuarenta y cinco minutos en los que Damen se alistó y comió un cereal en la cocina con los audífonos puestos esperó a que su hermano y Annabelle salieran de la habitación para irse.
-        Damen vámonos.- Damen sólo meneaba su cabeza al ritmo de su música favorita y comía su cereal. - ¡Damen! – Miró a los tortolos y se encaminó hacia su carro.
-        Me voy en mi carro gracias, prefiero no ver cómo te agasajas a Annabelle.
-        Como quieras. – Charlie guiño el ojo y tomo camino.

Damen tomó su auto negro, se colocó sus lentes negros y se dirigió hacia la casa de sus padres.
Charlie ya lo esperaba fuera de la casa listo para tocar el timbre y entrar, ambos al mismo tiempo para darle el regalo sorpresa a su madre: un Jaguar XF plateado con un enorme moño color celeste en el espejo, el deseo que su madre había tenido ese año para su cumpleaños, Charlie lo había estacionado en la parte trasera del jardín para llevar a su madre a mostrárselo.
Annabelle estaba del brazo de Charlie sosteniendo en su manos pequeñas el paquete de Tiffany& Co.
La familia de Damen era adinerada, poseían una estabilidad económica deseable para cualquiera y un puesto mayor en la sociedad,  sin embargo eran personas amables y sencillas con un corazón enorme.
La madre de Damen corrió hacia la puerta cuando escuchó el timbre sonar, ambos hermanos escuchaban el repiqueteo de las zapatillas de su madre acercarse y al abrir la puerta, la señora Caroline se lanzó con los brazos abiertos a sus hijos para tenerlos entre sus brazos.
-        ¡Mis niños! – Caroline era una mujer alta y de complexión delgada con una cabellera rubia platinada, ojos verdosos y pestañas alargadas, y el tono durazno en sus mejillas acentuaban su elegancia, una madre tan cariñosa y dulce como la miel.
-        Mamá, nos aprietas. – Charlie gimió con el poco aire en su pecho.
-        Si, lo siento cariño, Damen estás tan guapo y tú Charlie cada vez estas más musculoso mi cielo. – Admiraba el grandioso físico de sus hijos. – Y tú Annabelle, cariño estás tan hermosa como siempre, linda. – Se acercó a para abrazarla y plantar un beso en la frente de la pequeña Annabelle.
-        Caroline, ¡Felicidades! – Dijo Annabelle entre risitas y abrazos con la madre del amor de su vida, le entrego la cajita azul cielo que sostenía.- Espero que te guste, lo escogí especialmente para ti.
-        Gracias linda, veamos qué es. – Unos pendientes de oro blanco y perla hicieron brillar sus ojos. – ¡Están hermosos! Los usare ahora mismo. – Retiro los que llevaba y se colocó cuidadosamente los que Anne le había obsequiado.- ¿Cómo se ven?
-        Hermosos. – Le sonreía gentilmente.
-        Pero niños no se queden aquí pasen al jardín, toda la familia está reunida esperándolos solo faltaban ustedes y su tío Spencer que no debe tardar.
-        Si madre, camina tenemos una sorpresa para ti.
La mansión de sus padres no había cambiado nada, todo era igual a excepción por una pintura que había comprado seguramente su madre a una artista novata a juzgar por las pinceladas algo imperfectas en los bordes pero la figura del cuadro daba un toque moderno a la casa de tipo colonial. Al llegar a ventanal que daba hacia el jardín,Caroline salió corriendo hacia el auto que sus hijos habían comprado para ella, saltaba y gritaba como la niña pequeña que una vez fue, reía y parloteaba al mismo tiempo que abrazaba a su esposo.
-        Anthony Wood tú sabías de esto, por eso no me dejabas bajar verdad, ¡tramposo! – Un ligero golpecito en el pecho de su esposo provocó que éste la besara en la sien.
-        Era sorpresa de los niños.
-        ¿Niños? Jajaja Aún cree en tu inocencia, si al menos supiera lo que vi esta mañana. – Risas resonaron entre Charlie y Damen al recordar lo sucedido en la habitación.
-        Tú no sabes nada.
-        Claro hermanito, como siempre.- Con la sonrisa y mirada felina miro a su hermano.
Tras los abrazos  repetidos entre Caroline y sus hijos todos pasaron a la mesa para comer y disfrutar de la compañía en familia.
Tíos y tías contaban las historias graciosas que le habían sucedido a sus parejas, los recuerdos vergonzosos de cada uno provocaron risas extremas en la familia, Damen y su padre platicaban sobre leyes mientras queAnnabelle y Charlie eran atacados por el abuelo materno.
-        Y dime Charlie ¿Cómo vas con esta linda jovencita? – La voz ronca del abuelo sonó desde la cabecera de la mesa. – Sexo, se ve en tus ojos escuincle depravado.
-        ¡Abuelo! – Replicó sínicamente Charlie a modo de negación ante su chistoso comentario.
-        ¡Papá! Por Dios no hables de eso, mi lindo hijo es un ángel jamás haría eso. – ¡Oh si! Caroline estaba extremadamente equivocada. – Leonard Bennett omite esos comentarios por favor papá.
-        Claro, si no sabré yo que soy viejo y sabiondo como me llamaban este par.- Damen y Charlie chocaron sus puños.
Tras comer el postre todos comenzaron a retirarse quedando solamente el abuelo, Damen y sus padres. Charlie se había ido a dejar a su novia a su casa y a calmar cierta ansiedad que ambos traían.
-        Mamá, es hora de irme, ocupaciones me esperan mañana.
-        Cariño, siempre tan trabajador como tu padre. – Caroline tenía a su lado a su esposo tomado de la mano mientras que abrazaba a su hijo. – Cuídate y ven a visitarnos pronto. – Damen besó en la mejilla a su madre y abrazó a su padre para finalizar su despedida
-        Adiós
-        Aliméntate correctamente cariño, recuerda que el estrés no es bueno.- Gritaba su madre a lo lejos mientras que Damen ya estaba montado en el auto.
En la oscuridad de la noche Damen conducía hacia su departamento hasta que el tráfico comenzó a hacerse denso y pesado. Personas corrían despavoridas hacia el lado contrario hasta que Damen se bajó del auto y preguntó qué ocurría.
-        ¿Qué es lo que ocurre? – Pregunto a una mujer que corría de la mano con su hijo pequeño.
-        Un choque, accidente – Decía entre sollozos. – Una chica adentro y no despierta, la gasolina se está derramando y explotará.
La mujer corrió y dejó a Damen con las preguntas en su boca, su conciencia le decía que tenía que correr hacia el mismo lado al que iban todos para salvarse pero su corazón le exigía que fuera tras aquella mujer atrapada.
Los bomberos, ambulancias y policías no llegarían hasta dentro de media hora por el tráfico y aquella chica necesitaba ser salvada.
Damen cerró su coche y corrió como alma que lleva el diablo hacia el accidente, la familia del auto inocente estaba afuera tosiendo y tratando de respirar continuamente dirigiéndose hacia el lado contrario del incendio próximo para salva guardarse.
-        ¡Sálvala! – Gritaba una chica  rubia desde lo lejos siendo arrastrada por un joven y seguida por otras dos chicas, todos pertenecían a la camioneta que había tenido la culpa del accidente
Damen volteo a ver la camioneta y entre el fuego que comenzaba a arder vislumbro unos una piel aperlada y el relicario que cierta persona siempre llevaba.
-        ¡Emily!
Corrió hacia la camioneta que comenzaba a regar aceite, lo que significaba una cosa: la camioneta estaba apunto de explota, si Damen no conseguía rescatarla hasta entonces Emily moriría.
Con el aire sofocado en sus pulmones se quitó el saco que llevaba y se deshizo de su camisa para colocarla alrededor de su boca y nariz para evitar que el humo se adentrara a su cuerpo.
A lo lejos las personas gritaban, lloraban y exclamaban frases hacia Dios para que ayudara al hombre para rescatar a tremenda problemática de mujer.
Inhaló fuertemente y se metió entre las llamas que crecían a cada minuto, le quemaban la piel y comenzaba a sentir el poco oxígeno en sus pulmones, la puerta estaba ardiendo y era imposible sacarla de la forma  normal; se quitó la camisa que estaba en su boca y se la enredó en el brazo a modo de protección mientras rompía el cristal para sacar a Emily que yacía en el asiento del copiloto recargando su cabeza en el tablero de la camioneta; los cristales cayeron como lluvia dentro y fuera del carro algunos de ellos se infiltraron entre su cabello.
La echo hacia atrás y vio el camino de sangre que recorría desde su frente, metió los brazos tanto como pudo para poder sacarla, minutos quedaban por el silencio descomunal que se formó, Damen la tomóen sus brazos y la logró sacar completamente, la echó hacia su hombro agarrándola por los glúteos para poder correr lo más que podía, para sucumbirse del estallido.
Antes de llegar a más de un metro un ¡Tum! se escuchó y el suelo vibró, cayendo los dos.
Damen se raspó el hombro y parte del omóplato mientras que Emily cayó sobre él, tendida sobre su cuerpo comenzó a toser y el sólo la abrazó y acarició su espalda ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso eso estaba dentro del programa de rescate a una loca? ¿Acariciar y abrazar a una inconsciente que estaba sobre de él?
Las sirenas de la ambulancia, bomberos y policías se escuchaban cerca.
Damen sentía el fíio de la noche en la piel, lo único que le cubría era una camiseta sport que llevaba dejando a la vista su espalda y brazos definidamente musculosos.
Emily comenzó a moverse en el pecho de Damen respirando su olor a humo y adrenalina; levanto el rostro y con los ojos entre abiertos pudo ver quién era, quién yacía bajo su cuerpo.
-        Policía idiota -  Dijo entrecortadamente hasta que volvió a quedar inconsciente.
-        Tonta, te dije que no hicieras nada estúpido. – Le dijo mientras la vio a los ojos y quitó un trozo de cristal que estaba en su cabello.
Damen quedó liberado de Emily cuando los paramédicos llegaron para curar heridas y llevar a Emily al hospital.