jueves, 30 de junio de 2011

Impredescible ♥




Capítulo IV

La mañana fría hizo temblar a Damen entre sus sábanas, las ventanas cubiertas de vaho impedían ver a través de ellas y Charlie se acercaba con un plato de cereal entre sus manos.
-        Levántate Damen. – Abrió totalmente las cortinas de la habitación de Damen y le jaló el pie.
-        ¿Qué hora es? -  Dijo entre bostezos, tallándose los ojos como un niño pequeño tratando de despabilarse.
-        Las 11:00 a.m. papá nos espera a las 12:30 p.m. para el festejo de mamá. . – Charlie caminaba en calzoncillos buscando en el closet una camisa que usar para la ocasión. – Báñate chango.
-        Chango tu trasero Charlie. – Damen se levantó de la cama y lo primero que reviso fue su teléfono celular en el que un mensaje de su padre le recordaba que tenía que asistir al festejo del cumpleaños de su madre. – ¡Hey! ¿A dónde llevas esa camisa?
-        Damen no tengo nada formal que usar y mi madre detesta los jeans y playeras que uso diariamente cuando no estoy usando color blanco. – Charlie estudiaba medicina así la mayoría del tiempo su ropa era blanca salvo cuando descansaba y lo que menos quería usar era ropa formal.
-        De acuerdo, sólo porque es el cumpleaños de mamá.
Damen escucho el timbre sonar mientras se duchaba, al terminar colocó la toalla a la cintura y se dirigió hacia el cuarto de Charlie para buscar el desodorante que le había quitado.
Abrió la puerta.
-        Charlie dame el … - Damen se cubrió los ojos al ver a Annabelle tendida bajo el cuerpo de Charlie. – ¿Podrían irse a un hotel?.
-        ¿Que no sabes tocar?. – Charlie cubría a su novia con su cuerpo y miraba con los ojos dilatados a Damen que estaba parado tratando de tomar el desodorante con los ojos cubiertos. – Los hoteles son caros hermanito.
-        Sínico. – Al tomar lo que buscaba entre abrió dos de los dedos que cubrían la cara para ver si era campo visible – Hola Annabelle.
-        Hola Damen, ¿Cómo estás? – La voz como de ratoncito escondido fue el único tono que pudo dejar salir.
-        Sal de aquí ¿o quieres quedarte a ver la película?. – Su novia de un manotazo en el brazo hizo callar a Charlie mientras que éste solo le sonrió pícaramente y la besó en la frente tiernamente.
-        Sí, yo me voy.
Después de casi cuarenta y cinco minutos en los que Damen se alistó y comió un cereal en la cocina con los audífonos puestos esperó a que su hermano y Annabelle salieran de la habitación para irse.
-        Damen vámonos.- Damen sólo meneaba su cabeza al ritmo de su música favorita y comía su cereal. - ¡Damen! – Miró a los tortolos y se encaminó hacia su carro.
-        Me voy en mi carro gracias, prefiero no ver cómo te agasajas a Annabelle.
-        Como quieras. – Charlie guiño el ojo y tomo camino.

Damen tomó su auto negro, se colocó sus lentes negros y se dirigió hacia la casa de sus padres.
Charlie ya lo esperaba fuera de la casa listo para tocar el timbre y entrar, ambos al mismo tiempo para darle el regalo sorpresa a su madre: un Jaguar XF plateado con un enorme moño color celeste en el espejo, el deseo que su madre había tenido ese año para su cumpleaños, Charlie lo había estacionado en la parte trasera del jardín para llevar a su madre a mostrárselo.
Annabelle estaba del brazo de Charlie sosteniendo en su manos pequeñas el paquete de Tiffany& Co.
La familia de Damen era adinerada, poseían una estabilidad económica deseable para cualquiera y un puesto mayor en la sociedad,  sin embargo eran personas amables y sencillas con un corazón enorme.
La madre de Damen corrió hacia la puerta cuando escuchó el timbre sonar, ambos hermanos escuchaban el repiqueteo de las zapatillas de su madre acercarse y al abrir la puerta, la señora Caroline se lanzó con los brazos abiertos a sus hijos para tenerlos entre sus brazos.
-        ¡Mis niños! – Caroline era una mujer alta y de complexión delgada con una cabellera rubia platinada, ojos verdosos y pestañas alargadas, y el tono durazno en sus mejillas acentuaban su elegancia, una madre tan cariñosa y dulce como la miel.
-        Mamá, nos aprietas. – Charlie gimió con el poco aire en su pecho.
-        Si, lo siento cariño, Damen estás tan guapo y tú Charlie cada vez estas más musculoso mi cielo. – Admiraba el grandioso físico de sus hijos. – Y tú Annabelle, cariño estás tan hermosa como siempre, linda. – Se acercó a para abrazarla y plantar un beso en la frente de la pequeña Annabelle.
-        Caroline, ¡Felicidades! – Dijo Annabelle entre risitas y abrazos con la madre del amor de su vida, le entrego la cajita azul cielo que sostenía.- Espero que te guste, lo escogí especialmente para ti.
-        Gracias linda, veamos qué es. – Unos pendientes de oro blanco y perla hicieron brillar sus ojos. – ¡Están hermosos! Los usare ahora mismo. – Retiro los que llevaba y se colocó cuidadosamente los que Anne le había obsequiado.- ¿Cómo se ven?
-        Hermosos. – Le sonreía gentilmente.
-        Pero niños no se queden aquí pasen al jardín, toda la familia está reunida esperándolos solo faltaban ustedes y su tío Spencer que no debe tardar.
-        Si madre, camina tenemos una sorpresa para ti.
La mansión de sus padres no había cambiado nada, todo era igual a excepción por una pintura que había comprado seguramente su madre a una artista novata a juzgar por las pinceladas algo imperfectas en los bordes pero la figura del cuadro daba un toque moderno a la casa de tipo colonial. Al llegar a ventanal que daba hacia el jardín,Caroline salió corriendo hacia el auto que sus hijos habían comprado para ella, saltaba y gritaba como la niña pequeña que una vez fue, reía y parloteaba al mismo tiempo que abrazaba a su esposo.
-        Anthony Wood tú sabías de esto, por eso no me dejabas bajar verdad, ¡tramposo! – Un ligero golpecito en el pecho de su esposo provocó que éste la besara en la sien.
-        Era sorpresa de los niños.
-        ¿Niños? Jajaja Aún cree en tu inocencia, si al menos supiera lo que vi esta mañana. – Risas resonaron entre Charlie y Damen al recordar lo sucedido en la habitación.
-        Tú no sabes nada.
-        Claro hermanito, como siempre.- Con la sonrisa y mirada felina miro a su hermano.
Tras los abrazos  repetidos entre Caroline y sus hijos todos pasaron a la mesa para comer y disfrutar de la compañía en familia.
Tíos y tías contaban las historias graciosas que le habían sucedido a sus parejas, los recuerdos vergonzosos de cada uno provocaron risas extremas en la familia, Damen y su padre platicaban sobre leyes mientras queAnnabelle y Charlie eran atacados por el abuelo materno.
-        Y dime Charlie ¿Cómo vas con esta linda jovencita? – La voz ronca del abuelo sonó desde la cabecera de la mesa. – Sexo, se ve en tus ojos escuincle depravado.
-        ¡Abuelo! – Replicó sínicamente Charlie a modo de negación ante su chistoso comentario.
-        ¡Papá! Por Dios no hables de eso, mi lindo hijo es un ángel jamás haría eso. – ¡Oh si! Caroline estaba extremadamente equivocada. – Leonard Bennett omite esos comentarios por favor papá.
-        Claro, si no sabré yo que soy viejo y sabiondo como me llamaban este par.- Damen y Charlie chocaron sus puños.
Tras comer el postre todos comenzaron a retirarse quedando solamente el abuelo, Damen y sus padres. Charlie se había ido a dejar a su novia a su casa y a calmar cierta ansiedad que ambos traían.
-        Mamá, es hora de irme, ocupaciones me esperan mañana.
-        Cariño, siempre tan trabajador como tu padre. – Caroline tenía a su lado a su esposo tomado de la mano mientras que abrazaba a su hijo. – Cuídate y ven a visitarnos pronto. – Damen besó en la mejilla a su madre y abrazó a su padre para finalizar su despedida
-        Adiós
-        Aliméntate correctamente cariño, recuerda que el estrés no es bueno.- Gritaba su madre a lo lejos mientras que Damen ya estaba montado en el auto.
En la oscuridad de la noche Damen conducía hacia su departamento hasta que el tráfico comenzó a hacerse denso y pesado. Personas corrían despavoridas hacia el lado contrario hasta que Damen se bajó del auto y preguntó qué ocurría.
-        ¿Qué es lo que ocurre? – Pregunto a una mujer que corría de la mano con su hijo pequeño.
-        Un choque, accidente – Decía entre sollozos. – Una chica adentro y no despierta, la gasolina se está derramando y explotará.
La mujer corrió y dejó a Damen con las preguntas en su boca, su conciencia le decía que tenía que correr hacia el mismo lado al que iban todos para salvarse pero su corazón le exigía que fuera tras aquella mujer atrapada.
Los bomberos, ambulancias y policías no llegarían hasta dentro de media hora por el tráfico y aquella chica necesitaba ser salvada.
Damen cerró su coche y corrió como alma que lleva el diablo hacia el accidente, la familia del auto inocente estaba afuera tosiendo y tratando de respirar continuamente dirigiéndose hacia el lado contrario del incendio próximo para salva guardarse.
-        ¡Sálvala! – Gritaba una chica  rubia desde lo lejos siendo arrastrada por un joven y seguida por otras dos chicas, todos pertenecían a la camioneta que había tenido la culpa del accidente
Damen volteo a ver la camioneta y entre el fuego que comenzaba a arder vislumbro unos una piel aperlada y el relicario que cierta persona siempre llevaba.
-        ¡Emily!
Corrió hacia la camioneta que comenzaba a regar aceite, lo que significaba una cosa: la camioneta estaba apunto de explota, si Damen no conseguía rescatarla hasta entonces Emily moriría.
Con el aire sofocado en sus pulmones se quitó el saco que llevaba y se deshizo de su camisa para colocarla alrededor de su boca y nariz para evitar que el humo se adentrara a su cuerpo.
A lo lejos las personas gritaban, lloraban y exclamaban frases hacia Dios para que ayudara al hombre para rescatar a tremenda problemática de mujer.
Inhaló fuertemente y se metió entre las llamas que crecían a cada minuto, le quemaban la piel y comenzaba a sentir el poco oxígeno en sus pulmones, la puerta estaba ardiendo y era imposible sacarla de la forma  normal; se quitó la camisa que estaba en su boca y se la enredó en el brazo a modo de protección mientras rompía el cristal para sacar a Emily que yacía en el asiento del copiloto recargando su cabeza en el tablero de la camioneta; los cristales cayeron como lluvia dentro y fuera del carro algunos de ellos se infiltraron entre su cabello.
La echo hacia atrás y vio el camino de sangre que recorría desde su frente, metió los brazos tanto como pudo para poder sacarla, minutos quedaban por el silencio descomunal que se formó, Damen la tomóen sus brazos y la logró sacar completamente, la echó hacia su hombro agarrándola por los glúteos para poder correr lo más que podía, para sucumbirse del estallido.
Antes de llegar a más de un metro un ¡Tum! se escuchó y el suelo vibró, cayendo los dos.
Damen se raspó el hombro y parte del omóplato mientras que Emily cayó sobre él, tendida sobre su cuerpo comenzó a toser y el sólo la abrazó y acarició su espalda ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso eso estaba dentro del programa de rescate a una loca? ¿Acariciar y abrazar a una inconsciente que estaba sobre de él?
Las sirenas de la ambulancia, bomberos y policías se escuchaban cerca.
Damen sentía el fíio de la noche en la piel, lo único que le cubría era una camiseta sport que llevaba dejando a la vista su espalda y brazos definidamente musculosos.
Emily comenzó a moverse en el pecho de Damen respirando su olor a humo y adrenalina; levanto el rostro y con los ojos entre abiertos pudo ver quién era, quién yacía bajo su cuerpo.
-        Policía idiota -  Dijo entrecortadamente hasta que volvió a quedar inconsciente.
-        Tonta, te dije que no hicieras nada estúpido. – Le dijo mientras la vio a los ojos y quitó un trozo de cristal que estaba en su cabello.
Damen quedó liberado de Emily cuando los paramédicos llegaron para curar heridas y llevar a Emily al hospital.

1 comentarios:

María Mateos-Jaime dijo...

OHHH Damen, mi heroe!!!!!!!!!!!
Másssssssssssss

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jueves, 30 de junio de 2011

Impredescible ♥

Publicado por Addiee M. M. en 18:47



Capítulo IV

La mañana fría hizo temblar a Damen entre sus sábanas, las ventanas cubiertas de vaho impedían ver a través de ellas y Charlie se acercaba con un plato de cereal entre sus manos.
-        Levántate Damen. – Abrió totalmente las cortinas de la habitación de Damen y le jaló el pie.
-        ¿Qué hora es? -  Dijo entre bostezos, tallándose los ojos como un niño pequeño tratando de despabilarse.
-        Las 11:00 a.m. papá nos espera a las 12:30 p.m. para el festejo de mamá. . – Charlie caminaba en calzoncillos buscando en el closet una camisa que usar para la ocasión. – Báñate chango.
-        Chango tu trasero Charlie. – Damen se levantó de la cama y lo primero que reviso fue su teléfono celular en el que un mensaje de su padre le recordaba que tenía que asistir al festejo del cumpleaños de su madre. – ¡Hey! ¿A dónde llevas esa camisa?
-        Damen no tengo nada formal que usar y mi madre detesta los jeans y playeras que uso diariamente cuando no estoy usando color blanco. – Charlie estudiaba medicina así la mayoría del tiempo su ropa era blanca salvo cuando descansaba y lo que menos quería usar era ropa formal.
-        De acuerdo, sólo porque es el cumpleaños de mamá.
Damen escucho el timbre sonar mientras se duchaba, al terminar colocó la toalla a la cintura y se dirigió hacia el cuarto de Charlie para buscar el desodorante que le había quitado.
Abrió la puerta.
-        Charlie dame el … - Damen se cubrió los ojos al ver a Annabelle tendida bajo el cuerpo de Charlie. – ¿Podrían irse a un hotel?.
-        ¿Que no sabes tocar?. – Charlie cubría a su novia con su cuerpo y miraba con los ojos dilatados a Damen que estaba parado tratando de tomar el desodorante con los ojos cubiertos. – Los hoteles son caros hermanito.
-        Sínico. – Al tomar lo que buscaba entre abrió dos de los dedos que cubrían la cara para ver si era campo visible – Hola Annabelle.
-        Hola Damen, ¿Cómo estás? – La voz como de ratoncito escondido fue el único tono que pudo dejar salir.
-        Sal de aquí ¿o quieres quedarte a ver la película?. – Su novia de un manotazo en el brazo hizo callar a Charlie mientras que éste solo le sonrió pícaramente y la besó en la frente tiernamente.
-        Sí, yo me voy.
Después de casi cuarenta y cinco minutos en los que Damen se alistó y comió un cereal en la cocina con los audífonos puestos esperó a que su hermano y Annabelle salieran de la habitación para irse.
-        Damen vámonos.- Damen sólo meneaba su cabeza al ritmo de su música favorita y comía su cereal. - ¡Damen! – Miró a los tortolos y se encaminó hacia su carro.
-        Me voy en mi carro gracias, prefiero no ver cómo te agasajas a Annabelle.
-        Como quieras. – Charlie guiño el ojo y tomo camino.

Damen tomó su auto negro, se colocó sus lentes negros y se dirigió hacia la casa de sus padres.
Charlie ya lo esperaba fuera de la casa listo para tocar el timbre y entrar, ambos al mismo tiempo para darle el regalo sorpresa a su madre: un Jaguar XF plateado con un enorme moño color celeste en el espejo, el deseo que su madre había tenido ese año para su cumpleaños, Charlie lo había estacionado en la parte trasera del jardín para llevar a su madre a mostrárselo.
Annabelle estaba del brazo de Charlie sosteniendo en su manos pequeñas el paquete de Tiffany& Co.
La familia de Damen era adinerada, poseían una estabilidad económica deseable para cualquiera y un puesto mayor en la sociedad,  sin embargo eran personas amables y sencillas con un corazón enorme.
La madre de Damen corrió hacia la puerta cuando escuchó el timbre sonar, ambos hermanos escuchaban el repiqueteo de las zapatillas de su madre acercarse y al abrir la puerta, la señora Caroline se lanzó con los brazos abiertos a sus hijos para tenerlos entre sus brazos.
-        ¡Mis niños! – Caroline era una mujer alta y de complexión delgada con una cabellera rubia platinada, ojos verdosos y pestañas alargadas, y el tono durazno en sus mejillas acentuaban su elegancia, una madre tan cariñosa y dulce como la miel.
-        Mamá, nos aprietas. – Charlie gimió con el poco aire en su pecho.
-        Si, lo siento cariño, Damen estás tan guapo y tú Charlie cada vez estas más musculoso mi cielo. – Admiraba el grandioso físico de sus hijos. – Y tú Annabelle, cariño estás tan hermosa como siempre, linda. – Se acercó a para abrazarla y plantar un beso en la frente de la pequeña Annabelle.
-        Caroline, ¡Felicidades! – Dijo Annabelle entre risitas y abrazos con la madre del amor de su vida, le entrego la cajita azul cielo que sostenía.- Espero que te guste, lo escogí especialmente para ti.
-        Gracias linda, veamos qué es. – Unos pendientes de oro blanco y perla hicieron brillar sus ojos. – ¡Están hermosos! Los usare ahora mismo. – Retiro los que llevaba y se colocó cuidadosamente los que Anne le había obsequiado.- ¿Cómo se ven?
-        Hermosos. – Le sonreía gentilmente.
-        Pero niños no se queden aquí pasen al jardín, toda la familia está reunida esperándolos solo faltaban ustedes y su tío Spencer que no debe tardar.
-        Si madre, camina tenemos una sorpresa para ti.
La mansión de sus padres no había cambiado nada, todo era igual a excepción por una pintura que había comprado seguramente su madre a una artista novata a juzgar por las pinceladas algo imperfectas en los bordes pero la figura del cuadro daba un toque moderno a la casa de tipo colonial. Al llegar a ventanal que daba hacia el jardín,Caroline salió corriendo hacia el auto que sus hijos habían comprado para ella, saltaba y gritaba como la niña pequeña que una vez fue, reía y parloteaba al mismo tiempo que abrazaba a su esposo.
-        Anthony Wood tú sabías de esto, por eso no me dejabas bajar verdad, ¡tramposo! – Un ligero golpecito en el pecho de su esposo provocó que éste la besara en la sien.
-        Era sorpresa de los niños.
-        ¿Niños? Jajaja Aún cree en tu inocencia, si al menos supiera lo que vi esta mañana. – Risas resonaron entre Charlie y Damen al recordar lo sucedido en la habitación.
-        Tú no sabes nada.
-        Claro hermanito, como siempre.- Con la sonrisa y mirada felina miro a su hermano.
Tras los abrazos  repetidos entre Caroline y sus hijos todos pasaron a la mesa para comer y disfrutar de la compañía en familia.
Tíos y tías contaban las historias graciosas que le habían sucedido a sus parejas, los recuerdos vergonzosos de cada uno provocaron risas extremas en la familia, Damen y su padre platicaban sobre leyes mientras queAnnabelle y Charlie eran atacados por el abuelo materno.
-        Y dime Charlie ¿Cómo vas con esta linda jovencita? – La voz ronca del abuelo sonó desde la cabecera de la mesa. – Sexo, se ve en tus ojos escuincle depravado.
-        ¡Abuelo! – Replicó sínicamente Charlie a modo de negación ante su chistoso comentario.
-        ¡Papá! Por Dios no hables de eso, mi lindo hijo es un ángel jamás haría eso. – ¡Oh si! Caroline estaba extremadamente equivocada. – Leonard Bennett omite esos comentarios por favor papá.
-        Claro, si no sabré yo que soy viejo y sabiondo como me llamaban este par.- Damen y Charlie chocaron sus puños.
Tras comer el postre todos comenzaron a retirarse quedando solamente el abuelo, Damen y sus padres. Charlie se había ido a dejar a su novia a su casa y a calmar cierta ansiedad que ambos traían.
-        Mamá, es hora de irme, ocupaciones me esperan mañana.
-        Cariño, siempre tan trabajador como tu padre. – Caroline tenía a su lado a su esposo tomado de la mano mientras que abrazaba a su hijo. – Cuídate y ven a visitarnos pronto. – Damen besó en la mejilla a su madre y abrazó a su padre para finalizar su despedida
-        Adiós
-        Aliméntate correctamente cariño, recuerda que el estrés no es bueno.- Gritaba su madre a lo lejos mientras que Damen ya estaba montado en el auto.
En la oscuridad de la noche Damen conducía hacia su departamento hasta que el tráfico comenzó a hacerse denso y pesado. Personas corrían despavoridas hacia el lado contrario hasta que Damen se bajó del auto y preguntó qué ocurría.
-        ¿Qué es lo que ocurre? – Pregunto a una mujer que corría de la mano con su hijo pequeño.
-        Un choque, accidente – Decía entre sollozos. – Una chica adentro y no despierta, la gasolina se está derramando y explotará.
La mujer corrió y dejó a Damen con las preguntas en su boca, su conciencia le decía que tenía que correr hacia el mismo lado al que iban todos para salvarse pero su corazón le exigía que fuera tras aquella mujer atrapada.
Los bomberos, ambulancias y policías no llegarían hasta dentro de media hora por el tráfico y aquella chica necesitaba ser salvada.
Damen cerró su coche y corrió como alma que lleva el diablo hacia el accidente, la familia del auto inocente estaba afuera tosiendo y tratando de respirar continuamente dirigiéndose hacia el lado contrario del incendio próximo para salva guardarse.
-        ¡Sálvala! – Gritaba una chica  rubia desde lo lejos siendo arrastrada por un joven y seguida por otras dos chicas, todos pertenecían a la camioneta que había tenido la culpa del accidente
Damen volteo a ver la camioneta y entre el fuego que comenzaba a arder vislumbro unos una piel aperlada y el relicario que cierta persona siempre llevaba.
-        ¡Emily!
Corrió hacia la camioneta que comenzaba a regar aceite, lo que significaba una cosa: la camioneta estaba apunto de explota, si Damen no conseguía rescatarla hasta entonces Emily moriría.
Con el aire sofocado en sus pulmones se quitó el saco que llevaba y se deshizo de su camisa para colocarla alrededor de su boca y nariz para evitar que el humo se adentrara a su cuerpo.
A lo lejos las personas gritaban, lloraban y exclamaban frases hacia Dios para que ayudara al hombre para rescatar a tremenda problemática de mujer.
Inhaló fuertemente y se metió entre las llamas que crecían a cada minuto, le quemaban la piel y comenzaba a sentir el poco oxígeno en sus pulmones, la puerta estaba ardiendo y era imposible sacarla de la forma  normal; se quitó la camisa que estaba en su boca y se la enredó en el brazo a modo de protección mientras rompía el cristal para sacar a Emily que yacía en el asiento del copiloto recargando su cabeza en el tablero de la camioneta; los cristales cayeron como lluvia dentro y fuera del carro algunos de ellos se infiltraron entre su cabello.
La echo hacia atrás y vio el camino de sangre que recorría desde su frente, metió los brazos tanto como pudo para poder sacarla, minutos quedaban por el silencio descomunal que se formó, Damen la tomóen sus brazos y la logró sacar completamente, la echó hacia su hombro agarrándola por los glúteos para poder correr lo más que podía, para sucumbirse del estallido.
Antes de llegar a más de un metro un ¡Tum! se escuchó y el suelo vibró, cayendo los dos.
Damen se raspó el hombro y parte del omóplato mientras que Emily cayó sobre él, tendida sobre su cuerpo comenzó a toser y el sólo la abrazó y acarició su espalda ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso eso estaba dentro del programa de rescate a una loca? ¿Acariciar y abrazar a una inconsciente que estaba sobre de él?
Las sirenas de la ambulancia, bomberos y policías se escuchaban cerca.
Damen sentía el fíio de la noche en la piel, lo único que le cubría era una camiseta sport que llevaba dejando a la vista su espalda y brazos definidamente musculosos.
Emily comenzó a moverse en el pecho de Damen respirando su olor a humo y adrenalina; levanto el rostro y con los ojos entre abiertos pudo ver quién era, quién yacía bajo su cuerpo.
-        Policía idiota -  Dijo entrecortadamente hasta que volvió a quedar inconsciente.
-        Tonta, te dije que no hicieras nada estúpido. – Le dijo mientras la vio a los ojos y quitó un trozo de cristal que estaba en su cabello.
Damen quedó liberado de Emily cuando los paramédicos llegaron para curar heridas y llevar a Emily al hospital.

1 comentarios on "Impredescible ♥"

María Mateos-Jaime on 1 de julio de 2011, 8:05 dijo...

OHHH Damen, mi heroe!!!!!!!!!!!
Másssssssssssss

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